Piensa en los minutos, en las horas que te pasas al día mirando una u otra pantalla. Sobre todo el ordenador en el trabajo, claro, unas seis u ocho horas como mínimo. Pero además de eso, también nuestro tiempo libre transcurre en buena medida entre tablet, teléfono móvil, ordenador portátil o televisión. Nos pasamos la vida colgados a una pantalla, nos guste o no. Y más aún en este año de confinamiento y cuarentena, donde no nos quedó más remedio que hacerlo todo a través de una pantalla y matar el tiempo como buenamente pudiésemos hacerlo. Que si Netflix, que si HBO, redes sociales, recetas de cocina, videollamadas…todo delante de una pantallita que emite luz y que nos conecta al mundo y nos comunica con nuestros seres queridos.
Fue de hecho una pregunta recurrente durante aquellas semanas de encierro: ¿qué habría sido de nosotros sin conexión a Internet, sin teléfono móvil, sin ordenador? Un aburrimiento mortal habría hecho presa de nosotros, que no conocemos otra forma de matar el tiempo. Y es habitual criticar a los niños y adolescentes por el excesivo tiempo que pasan mirando su móvil, pero lo cierto es que todos estamos más o menos igual. De los más jóvenes a los más mayores. Basta con fijarse en la gente que está sentada en las terrazas de los bares, en el transporte público o por la calle. El mundo ha cambiado mucho estos últimos diez años.
5Adicción y repercusiones psicológicas
Pero no son esas las únicas consecuencias de pasarnos, literalmente, media vida mirando a una pantalla. En la encuesta, seis de cada diez adultos reconocen haber tenido discusiones con su pareja debido a la presunta “adicción digital” de uno o del otro. Además, tres de cada cuatro padres se sienten hipócritas al reñir a sus hijos por pasar demasiado tiempo con el móvil, pues reconocen que ellos hacen lo mismo.
“Hay cosas positivas y negativa de pasar tiempo con la pantalla. Pero, a medida que la gente se conciencie de lo perjudicial que puede ser, se empezará a limitar y racionalizar su uso. No ha de haber necesariamente un daño a largo plazo e irreversible”, concluye Dumaine. En los últimos años, se han publicado numerosos estudios que alertan de las repercusiones psicológicas que puede tener el abuso de redes sociales. Estos problemas se manifiestan sobre todo en forma de ansiedad, depresión y comportamientos compulsivos.