El proceso de digitalización de las empresas es imparable. Y con el Covid19, miles de ellas se han visto frente a una situación que jamás podrían haber imaginado. En consecuencia, el auge del teletrabajo y el crecimiento del comercio online han puesto de manifiesto la evidencia: mientras la economía mundial es sensible a pararse en seco, el mundo digital permanece intacto.
Muchas empresas tendrían que haber cerrado si no hubiesen puesto en marcha procesos de venta online o, simplemente, permitir que sus trabajadores pudieran seguir prestando sus servicios en remoto. Pero la digitalización de los negocios va más allá de crear una web y empezar a vender productos o servicios online. Se trata de adaptar la forma de vender a los nuevos hábitos de los consumidores. A los nuevos hábitos de las personas.
En el caso de las empresas, no todas han estado preparadas para asumir el reto de lanzarse al mercado online, y en consecuencia, lo están pasando mal o, simplemente, han tenido que cerrar. Las más preparadas para interiorizar esa nueva realidad digital, imprescindible en la actualidad, han podido salir más airosas. Porque para entrar en el mundo online se necesita una estrategia, no valen las mismas herramientas que utilizamos en el mundo offline.
En cuanto a las personas, tampoco todas están afrontando igual esta crisis. Las personas que viven de las nuevas profesiones digitales están siendo las grandes “triunfadoras” de la pandemia. Pero por desgracia, como afirma el experto en marketing y tráfico online Roberto Gamboa, la digitalización está creando una demanda de perfiles que cuesta encontrar.
Roberto Gamboa es un gran ejemplo de todo esto de la digitalización. Es experto en tráfico digital o Trafficker Digital, una nueva profesión que no existía hace algunos años al igual que otros perfiles digitales propios de Internet y las redes sociales; tan demandados como difíciles de encontrar en el mercado laboral.
El sistema educativo está anticuado
Un Trafficker Digital se dedica a planificar las estrategias y campañas publicitarias de las empresas con el objetivo de aumentar sus ventas, gestionando la segmentación de la audiencia, el alcance y la visibilidad a través de herramientas como Google y las propias redes sociales. Se ocupa, entre otras tareas, de realizar anuncios en Facebook, con Facebook Ads, o en Google, con su gestor de anuncios Google Ads. También en otras redes sociales como YouTube, Twitter o Instagram.
Se trata de una profesión novedosa, que es imposible aprender en la educación tradicional. Ni la Universidad ni otras vías de formación regladas están preparadas para atender la demanda de estos nuevos perfiles profesionales. Simplemente, se han quedado atrás. No están preparados para formar a estos nuevos profesionales. Solo en la profesión de Trafficker Digital hay una gran demanda no cubierta. Cualquier empresa que venda por Internet necesita esta nueva figura, porque el público está en las redes sociales o haciendo búsquedas en Google.
En definitiva en el mercado más grande que existe: Internet. Lo mismo ocurre con otras nuevas profesiones digitales como el copywriting, que cubre una demanda de redacción de textos persuasivos cada vez mayor orientados a la venta online. O el perfil de SEO, que optimiza los contenidos para aparecer en los primeros puestos de los resultados de las búsquedas online.
El diseño, la redacción de contenidos o profesionales del comercio electrónico conforman una lista de perfiles digitales cada vez más demandados. Todas estas nuevas profesiones, que podríamos englobar dentro del marketing digital, están prácticamente ausentes de los programas oficiales de educación. O lo están de una forma testimonial y poco actualizada. El mundo digital está en constante evolución. Es necesario tomarle el pulso a diario a los gigantes de Internet como Facebook o Google para saber planificar las estrategias y optimizar la presencia y los resultados de las empresas en Internet.
¿Cómo nos podemos formar en estas nuevas profesiones digitales? La respuesta, como no podría ser de otro modo, la encontramos en la red. Gracias a academias y programas de formación online o como el propio Instituto de Tráfico Online [ITO] que dirige Roberto Gamboa, apuestan por cubrir esta necesidad formativa.