El documento ‘La cultura de salas y su repercusión en la juventud. Causas y efectos de su colapso durante la crisis del coronavirus en España’, de Fundación Alternativas, demanda un rescate inicial del sector de la música en directo a través de subvenciones públicas.
El texto pide la involucración de las administraciones en el ejercicio de las salas de conciertos. En concreto, propone que sean utilizadas como espacios en el que músicos emergentes pudieran dar a conocer sus proyectos utilizando la herramienta del streaming.
Asimismo, solicita la involucración de las universidades en el ejercicio de las salas y que parte de las prácticas de escuelas de negocio y de carreras artísticas pudieran ser complementadas en este tipo de espacios, así como la realización de talleres en los que explicar cómo se gestiona burocrática y laboralmente la industria musical, desde su base.
El estudio también subraya la necesidad de crear un circuito profesional y permanente de salas de conciertos, imitando a otros circuitos desarrollados públicamente en las artes escénicas; y de adelantar el horario habitual de realización de conciertos (en horario nocturno) a uno más ajustado a la realidad social, es decir, horarios que permitan utilizar el transporte público y que permitan el acceso a menores acompañados sin que resulte violento para ellos.
Otro de los aspectos que reclama la fundación es incluir puntos violetas de apoyo a la mujer y colectivos socialmente discriminados en todas las salas de conciertos, al igual que se lleva a cabo en festivales.
El documento insiste en que es necesaria una transformación del sector cultural prácticamente al completo. Por un lado, apunta que es necesario reformar el Estatuto del Artista para que pueda contemplar la itinerancia de las profesiones culturales (y musicales), establecer una clara relación entre las salas de conciertos y los artistas y, derivado de este último punto, también es necesario que las salas de conciertos sean, administrativamente, «lo que ya son en la realidad: simple y llanamente salas de conciertos».
«Este momento, a pesar del colapso del sistema, es el ideal para poder hacer frente a una reforma estructural de un sector y de una industria que, una vez haya pasado la tormenta, pueda levantar con mayor fortaleza nuestro entramado cultural», señala el texto firmado por la periodista Elena Rosillo.
El texto insiste en que estas medidas «puntuales y de fácil aplicación» y que no entran en cuestiones estructurales ni administrativas, pueden llegar a constituir «un peldaño en el cambio de la visión que se guarda públicamente de las salas de conciertos».
Con ellas, el texto asegura que se utilizan los recursos ya disponibles para «ir mejorando la situación de un sector fuertemente azotado, mientras, paralelamente, se espera la consecución de otro tipo de medidas que requieren de un mayor esfuerzo».
El objetivo de estas propuestas es «salvar de la extinción no solo a espacios que resultan necesarios para el desarrollo de la industria musical de una manera orgánica, que vaya directamente del ciudadano a la industria; sino también un formato de experiencia del directo ajustada a la realidad de barrios y vecinos».