Iker Casillas se encuentra de nuevo consigo mismo para contarnos algunos de los sucesos más ilusionantes (y los más difíciles) de su carrera en ‘Colgar las alas’, un documental de seis episodios que se emite desde el pasado 27 de noviembre en Movistar+ bajo demanda. Desde su debut en un partido oficial con la camiseta del Real Madrid en una noche cerrada de septiembre del 2000, los momentos más felices con sus tres Champions, cinco ligas, un Mundial… hasta los más complicados como su salida estrepitosa del club de su infancia o el infarto en Portugal.
En ‘Colgar las alas’, el capitán de la selección campeona del Mundial viaja a sus orígenes, se reencuentra con personas y lugares que le marcaron a lo largo de su vida, y muestra su trabajo de recuperación tras el infarto que sufrió en mayo de 2019 mientras entrenaba con el Oporto. Desvelamos algunos de sus secretos contados por él en el documental.
6La relación con Mourinho
CASILLAS Y LA ACUSACIÓN DE TOPO
-"Tenía que haber hablado con él, de eso sí me arrepiento. Asumí como que yo era el topo".
-Mourinho: "Probablemente sí, ahí la comunicación no ha sido muy importante". #ColgarLasAlas pic.twitter.com/hIoQjm2XkC— Fútbol en Movistar+ (@MovistarFutbol) December 18, 2020
Este es el gran atractivo de ‘Colgar las alas’, sin desmerecer un ápice del resto de la formidable historia que se cuenta. Hablamos de los tensos momentos con José Mourinho, motivo por el cual el madridista de corazón decidió marcharse a Portugal.
Se trata del quinto episodio. Allí, la serie documental pasó por el periodo comprendido entre 2010 y 2013, la etapa de Mourinho en el Real Madrid. Se refelja un cara a cara con los dos grandes protagonistas de aquellos tiempos de confrontación contra el FC Barcelona y una guerra interna en el vestuario.
Iker Casillas, que puso de punto de partida en una huelga, contó en qué momento sufre su primer roce importante con Mou: «Hay un partido con el Levante, en el que nos distanciamos a varios puntos del Barcelona. Y ahí empezamos dejar de hablar. Un día en un cuarto solos él me empezó a decir que si podía hacer todo de cara a la galería para la gente. Yo le dije que tampoco me parece coherente que un profesional le metiese el dedo en el ojo a otro entrenador».
La tensión iba creciendo entre ambos hasta que intervino una tercera persona: «Alguien de prensa del club nos coge a los dos y nos dice que no tengamos tanto roce, que hablemos. Nos volvemos a sentar y nos decimos las cosas a la cara».