Uno de los grandes temas de estudio de los antropólogos, psicólogos y otros estudiosos de la conducta humana es la expresión de las emociones. ¿Ponen las mismas caras cuando están tristes los vecinos de Manhattan, los inuits de Alaska y los habitantes de Kenia?, ¿experimentamos del mismo modo los sentimientos y los comunicamos igual, o depende de la cultura y de la educación recibida por cada una? Es este un tema fascinante que se ha estudiado también en animales, para tratar de descubrir si existe un patrón universal en las emociones: la sonrisa para la alegría, la cara larga para la tristeza, el rostro crispado de miedo…
De lo que no cabe duda es que las emociones tienen siempre una base fisiológica y biológica. Unos músculos se mueven, el pulso se acelera, la respiración se entrecorta…que parecen ser comunes a todos los seres humanos en todos los contextos posibles. Un reciente estudio ha querido utilizar las nuevas tecnologías y las aplicaciones de la Inteligencia Artificial para determinar de qué modo reaccionan las personas a lo largo y ancho del mundo a situaciones idénticas, y cómo se expresan esas reacciones en sus gestos y sus rostros.
3Inteligencia Artificial y patrones faciales
Este estudio con sus técnicas novedosas ha sido desarrollado bajo la dirección del científicos de las emociones Alan Cowen, profesor de la Universidad de California, y su equipo de investigadores. Para conseguir sus objetivos, los científicos recurrieron a un tipo de Inteligencia Artificial que analiza una serie de patrones basados en evidencias neurológicas para analizar el comportamiento y la reacción de los gestos en contextos sociales variados en culturas muy diferentes de todo el mundo.
Un grupo de voluntarios de habla inglesa en la India entrenaron a la máquina para utilizar un algoritmo capaz de identificar hasta 16 patrones distintos de movimiento facial relacionados con diferentes categorías de emociones basadas en palabras inglesas: happiness, joy, sadness…Partiendo de esa información, ha sido posible agrupar expresiones faciales muy diferentes bajo la etiqueta de una misma emoción. En total, los investigadores analizaron unos seis millones de vídeos en 144 países diferentes para analizar los rostros en distintos contextos sociales.