A los influencers no les pagan por hablar ni por opinar, aunque a veces a ellos les apetezca hacerlo. No es ningún secreto que estos muchachos no son precisamente unos prodigios intelectuales, por lo que no es extrañar que metan la pata con cierta frecuencia. O, simplemente, que sus palabras sean polémicas o mal interpretadas o poco afortunadas en un momento dado. Por supuesto que cada uno debe poder decir lo que le venga en gana, pero teniendo cientos de miles, o incluso millones de seguidores, las repercusiones no se hacen esperar. Es el caso, por ejemplo, de la madrileña María Pombo.
Los influencers son un espécimen social relativamente reciente. Cierto que antes existían los modelos y otras figuras del mundillo rosa, pero no se trata exactamente de lo mismo. Esos personajes del mundo predigital dependían de un tercero para poder expresarse: una revista del corazón, un programa de televisión o lo que fuera. Ahora los influencers, por así decirlo, tienen línea directa con su público y no hay nadie que haga de intermediador entre sus palabras y el mundo. Y a veces, claro, la cosa sale mal. Estos son algunos de los casos.
2Dulceida en África
Hay influencers, como por ejemplo Dulceida, que tienen un alma caritativa y de vez en cuando les da por hacer alguna acción solidaria. Pero no siempre tienen éxito, y con frecuencia les afean su frivolidad y falta de compromiso en los presuntos “proyectos solidarios” que emprenden. En la primavera del 2018, Dulceida llegó a Ciudad del Cabo para aprender inglés y promocionar las Becas Dulceida. Viajó junto a su mujer y, tras una safari por la zona, compartieron unas imágenes que suscitaron muchas críticas.
“Una hora con ellos no ha sido suficiente. Feliz por haberlos hecho sonreír”, escribía Dulceida en un story de Instagram. En él aparecían tres niños africanos portando unas gafas de sol, las mismas con las que Dulceida y Alba Paul llevan en las imágenes anteriores. “Ahora tienen nuestras gafas de recuerdo, yo sus sonrisas y el tiempo con ellos”. Dulceida fue duramente criticada por tratar a los habitantes de la zona como si fuesen animales en un zoo.