El portero ucraniano Andriy Lunin no está atravesando un buen momento y es que tras dos años de su fichaje aún no toca el terreno en un juego oficial defendiendo la camiseta del Real Madrid. Las cesiones y circunstancias le han impedido debutar y mostrar su valía en los tres palos.
Ahora, a las puertas de los 22, y midiendo 1,91 metros el jugador sigue viendo su oportunidad desde la banca. En 2018, Florentino Pérez decidió aportar por el joven jugador pagando casi nueve millones de euros al Zorya Luhansk. Al poco de aterrizar en La Liga Santander, empezaron las sesiones.
Primero al Leganés, donde pasó un curso de adaptación al país y a la capital de España, donde tuvo algunos minutos, y creo muy buenas actuaciones, pero siendo suplente habitual. Al recibir pocos minutos, en la siguiente campaña cambió de club, esta vez a el Real Valladolid de Ronaldo Nazario, donde solo duró seis meses. debido a que tampoco tocó el terreno como se había acordado al momento del traspaso.
Este verano, a causa de la salida de Alphonse Areola, el Madrid decidió que el Andriy Lunin, volviera al Santiago Bernabéu. Esta vez, para quedarse, y ser el recambio de Thibaut Courtois. Pero tras los tropiezos al principio de la temporada, el jugador no ha podido ver luz, ni siquiera en los partidos “menos importantes” de la Champions League contra Shakhtar y Borussia Monchengladbach que luego se complicaron.
El ganador del Guante de Oro y campeón del Mundial sub 20 en 2019, no ha podido hacer sombra a Thibaut Courtois quien está en su mejor momento con el club merengue. Además de que las circunstancias tampoco han permitido que el titular se siente debido a lo apretado que han estado las jornadas en lo que va de temporada.
El principal problema es el gran rendimiento del portero y aunque Zinedine Zidane elogia la gran actitud y cualidades del joven portero, no puede apostar por él, viendo el estado de forma del ex de Atlético de Madrid o Chelsea.
Y es totalmente entendible que el canterano del ya extinto Dnipro comience a desesperarse, pues ve como pasan los años y las oportunidades frentes sus ojos, poniendo en riesgo su progresión y estatus. Lunin ahora no puede conformarse con jugar solo la Copa del Rey, ya que no son más de una media docena de partidos al año, aunque sería su momento de brillar.
Por eso, se plantea su salida en el mercado invernal, o en verano. Pero, esta vez, no como cedido, si no traspasado definitivamente, en un club donde pueda ser el guardián titular de los tres palos y volver a ser considerado como uno de los porteros más prometedores de Europa.
Por suerte, aún es joven, apenas tiene 21 años, una edad en la que se considera que los porteros no están en su madurez profesional. Y aunque ya él quiera salir y detener pelotas, tocará esperar un poco más. En cualquier caso, su oportunidad no tardará demasiado en llegar.