A partir de cierta, el estado de nuestra tensión arterial empieza a ser un problema frecuente y cotidiano. Una preocupación que no podemos desatender, por nuestro propio bienestar, y de la que debemos estar siempre muy pendientes. Es una condena y una maldición del paso del tiempo, pero no nos queda más remedio que adaptarnos si queremos tener una madurez más o menos larga, saludable y agradable. Y, para ello, disponer de una correcta información y de conocimientos adecuados puede ser de gran ayuda para sobrellevar esta situación de la mejor forma posible.
La tensión es mala que esté muy alta y es mala si está muy baja. Como ya sabían los sabios de la era clásica, la virtud (y la salud) está siempre en el punto medio. En cada situación es necesario saber si lo que debemos hacer es provocar una bajada de la tensión arterial o, por el contrario, incrementarla un poco para que no se quede en un nivel más bajo del recomendado. Aquí vamos a ver cómo conseguir esto último en cuestión de pocos minutos.
4Cruzar o elevar las piernas
Además de comer o beber determinados alimentos, podemos subir nuestra tensión arterial haciendo determinados ejercicios. Uno de los más sencillos y eficaces es este. En cuanto empieces a sentir los síntomas asociados a la presión arterial baja, como los mareos o las náuseas, puedes situarte en algunas de estas posturas.
Una de ellas consiste en, estando de pie, cruzar las piernas como si fuesen una tijera y agacharte hasta poder agarrarte con fuerza los muslos. Esta postura mejora y facilita el flujo sanguíneo y arterial desde las piernas hasta el corazón, y pronto sentirás el efecto. Otra alternativa, esta más cómoda y menos exigente, consiste en acostarse en la cama o en el sofá y levantar las piernas de tal modo que queden por encima de la altura del corazón. Poco a poco notarás que tu estado corporal recupera su estado habitual y empiezas a sentirte mejor.