Investigadores del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBiS) han publicado en la revista científica ‘EMBO Journal’ un artículo que describe un nuevo mecanismo de regulación para eliminar estructuras celulares dañadas.
El trabajo ha sido desarrollado por el mencionado instituto de investigación (mixto entre Junta de Andalucía, la Universidad de Sevilla y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas), los National Institute of Health de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) y el Centro de Investigación Biomédica de la Rioja (CIBIR), con la colaboración también de la Universidad de Córdoba.
A lo largo de su ciclo vital, todos los organismos están expuestos a diversas situaciones de estrés que comprometen su supervivencia. Para neutralizar o disminuir el impacto negativo de dichos estreses en su fisiología, los organismos han desarrollado una compleja red de mecanismos moleculares que coordinan una respuesta defensiva frente a los diversos estreses a los que se enfrentan.
«La familia de factores de transcripción denominada MiT/TFE son un componente esencial de la respuesta celular frente al estrés», explica Antonio Miranda, investigador del IBIS. Esta familia, según especifican, incluye cuatro miembros en mamíferos, MITF, TFEB, TF3 y TFEC mientras que en invertebrados solo existe un miembro, Mitf en Drosophila melanogaster o HLH-30 en Caenorhabditis elegans.
Estos factores de transcripción se activan en respuesta a estreses de diversa índole como ayuno, infección por patógenos, acumulación de proteínas mal plegadas, choque térmico, estrés genotóxico o estrés oxidativo entre otros. En la mayor parte de las situaciones, las consecuencias del estrés se neutralizan bien reparando las macromoléculas u organelas dañadas o bien eliminándolas por un mecanismo degradativo que se denomina autofagia.
«Nuestro trabajo ha identificado un nuevo mecanismo de regulación posttraduccional mediado por el único residuo de cisteína presente en estos factores de transcripción y que, interesantemente, se localiza en la posición adyacente al residuo de serina fosforilable. Este residuo de cisteína se encuentra reducido en la forma inactiva de TFEB pero en situaciones de estrés media la formación de puentes disulfuro, induciendo un cambio en estructura cuaternaria de TFEB que incrementa la estabilidad de la proteina. La substitución del residuo conservado de cisteína por otro aminoácido que no puede formar puentes disulfuro resulta en una forma de TFEB incapaz de formar oligómeros y con actividad transcripcional reducida. Este nuevo mecanismo de regulación está conservado desde invertebrados como C. elegans hasta humanos», concluyen los investigadores principales, Rosa Puertollano (NIH) y Antonio Miranda (IBiS).