El pan casero es una de las cosas más simples pero ricas que puedes hacer de manera casera. Siempre te va a quedar con un toque rústico que lo más probable es que te encante. De hecho, proliferan las panaderías que parecen boutiques de alta costura y a todos nos encanta probar panes deliciosos y diferentes cada día. Ahora que se comienza a valorar este alimento bien hecho, cada vez son más los aficionados a los fogones que se lanzan a hacer el suyo propio.
Muchos dicen que hacer este tipo de alimento es la cosa más sencilla del mundo. Agua, harina, sal, levadura o masa madre y ya estaría. Pero aún hay mucha gente que teme meter las manos en la masa, como si fuera la elaboración más compleja de la cocina. Quizá hacer una chapata de alguna región específica o uno de centeno con una masa diferente sea más complicado de hacer pero hacer una barra, un brioche o uno de molde es mucho más sencillo de lo que parece. Simplemente, lee esto y verás que delicioso te puede quedar.
2La harina para el pan
La harina es el alma del pan. Elegir una harina de trigo, de centeno, espelta o una mezcla de varias, definirá el pan. Y como la harina es el secreto de un buen pan, se debe elegir una harina de calidad, que siempre debe guardarse a salvo de la luz, la humedad y los olores. Lo más sencillo es empezar con harina de trigo, porque tiene una gran cantidad de proteína que, al mezclarse con agua da lugar al gluten, el responsable de que este alimento sea esponjoso.
Sin embargo, hay muchas harinas de trigo. La harina normal y de repostería, también denominada floja, tiene poca proteína, así que mejor dejarla para hacer bizcochos o galletas. Hay que buscar la harina de panadería, que tiene entre un 10 y un 11% de proteína. La harina de fuerza, con un 12% de proteína, también te servirá.