Plato ibérico, español y tradicional donde los haya. La tortilla de patatas es un recurso para muchas situaciones y momentos diferentes, y nunca cansa. Pese a su sencillez, es un plato contundente, delicioso y fácil de hacer. Nunca falla la tortilla de patata, y sabemos que ante cualquier emergencia es una receta ideal que nos sacará del apuro. La clásica disputa sobre el plato suele reducirse a si la tortilla de patata debe llevar o no cebolla. Hay opiniones para todos los gustos, y generalmente opiniones enconadas y posiciones muy firmes. Nadie quiere ceder en esta cuestión, pero la tortilla de patata da para mucho más.
En la mayoría de bares y restaurantes españoles, y también en casi todas las casas, la tortilla de patatas que nos encontramos es la tradicional. Es decir, huevo, patatas y, si acaso, cebolla. Y nada más, aunque el plato admite infinidad de variedades y de rellenos. Solo hace falta tener un poco de imaginación, atreverse a cambiar la costumbre y dominar estos trucos.
4Otros rellenos para la tortilla de patatas
Todos los anteriores rellenos que hemos visto hasta ahora son los que podemos entender como rellenos en frío. No obstante, podemos ir un paso más allá y experimentar con los rellenos en caliente, que consisten en mezclarlos y fundirlos con la patata y el huevo para que quede entreverado en la propia tortilla. Y, para qué ocultarlo, este es un proceso bastante más complejo y delicado, y no vale simplemente con partir la tortilla a la mitad como si fuésemos a hacer un sándwich. De hecho, en estos casos es mejor hacer dos tortillas finas que una gruesa.
Una de esas tortillas, bien fina, la hacemos entera, y la otra la dejamos a medio hacer. Sobre esta última colocamos el relleno, cerramos la tapa y la volvemos a poner a la sartén durante unos minutos. De este modo, seguirá cuajando durante unos minutos y el relleno se fundirá con la masa de la tortilla. Este procedimiento es ideal si queremos rellenar la tortilla con chistorra, carne, revuelto, quesos o chorizo.