Este año está siendo especialmente complicado para Josep María Mainat. Y es que, a su separación de Ángela Dobrowolski, siguieron una serie de acontecimientos que, más que reales, parecen de película. El catalán fue víctima de un supuesto intento de asesinato por parte de su exmujer inyectándole insulina, poco después vio como la madre de sus hijos «okupaba» su casa de Barcelona y después «asaltaba» su residencia en Canet de Mar y, entre medias, numerosas denuncias interpuestas entre la expareja, sumida en una guerra judicial que parece no tener fin.
Josep María Mainat ha vuelto a acudir a los juzgados para resolver los numerosos enfrentamientos judiciales que todavía tiene abiertos con su exmujer Ángela Dobrowolski. Cansado y agotado de toda esta situación, el productor reconoce que ya no cuenta con más paciencia para seguir afrontando una situación que se empieza a convertir en insostenible para él, pero también para los hijos que tiene en común con la mujer que supuestamente intentó asesinarle.
– ¿Cómo ha ido la declaración?
– No puedo hacer muchas declaraciones, pero tanto mi abogado como el juez nos han recomendado no entrar en asuntos judiciales en la prensa y en los medios. La declaración ha ido bien y la única discusión que había hoy era ver que solicitábamos nosotros. No hemos solicitado nada.
– ¿Nos puede aclarar entonces por qué motivo denunció usted a Ángela?
– Sí, bueno hubo un allanamiento de morada con violencia y no hemos querido denunciar porque los allanamientos de morada van al juzgado popular y yo lo que quiero es que se olviden todos estos asuntos y centrarnos en lo principal.
– ¿A qué se refiere cuando habla de violencia?
– Sí, a ella, claro.
– ¿Qué hizo ella?
– No, no te lo voy a contar.
– Está aquí en calidad de investigado y denunciante por otra en las denuncias estas cruzadas.
– Yo denunciante y ella dice lo contrario, ¿De acuerdo?
– Cómo investigado, ¿Qué le han preguntado? ¿Por los hechos?
– Sí, sobre lo que sucedió y yo les he contado lo que vi y lo que yo recuerdo.
– ¿Y de qué le acusa su mujer?
– De algo horrible, de un empujón.
– Ángela mantiene que usted no le deja ver a los niños y que todos los problemas empiezan por eso.
– Me tengo que ir
– ¿Cómo se encuentra?
– Yo me encuentro muy harto de todo esto. Me lo tomaba con paciencia, con cierto sentido del humor, pero ya no soy capaz y quiero que termine todo de una vez.
– Una última pregunta. ¿Esta sudadera que llevas es una declaración de intenciones?
– Pues me la ha dejado mi hijo. No sé ni de que es… ¿Qué es?
– De lucha libre.
– Pues no, no lo sabía. ¡Qué fallo!
– ¿Entonces lo que dice su mujer es falso?
– No, no voy a decir eso…