Carlos Sainz puede estar contento. Incluso, más de lo que los números reflejan. Porque la de Abu Dhabi será la última carrera del piloto madrileño a los mandos de un McLaren. Dos años, 2019 y 2020, que parecen haber muchos más por todo lo bueno sucedido por ambas partes. Carlos lo hará marchándose en el mejor momento. Tanto suyo como del propio equipo de Woking en lo que tiene que ver con los últimos años.
Y es que Carlos Sainz, cuando probó a finales de 2018 el coche naranja que había dejado Fernando Alonso, no esperaba que el salto iba a ser tan grande en tan poco tiempo. Se despide del segundo equipo más exitoso -e histórico- de la Fórmula 1 para recalar en el primero, Ferrari, y del que todo apunta que tendrá en sus manos la difícil tarea de levantar una escudería que, hasta el momento, está en sus horas más bajas. Ya lo experimentó una vez con McLaren, y ahora tocará una nueva proeza. Repasamos el camino del #55 con McLaren.
2La amistad de Lando Norris y Carlos Sainz, un aspecto que no siempre se da en la Fórmula 1
Lo cierto es que en un mundo tan ultracompetitivo como es la Fórmula 1, forjar relaciones de amistad entre rivales, incluso entre compañeros se antoja bastante complicado. A menudo los pilotos entablan relaciones esporádicas, pero pocas veces llegan a verse como buenos o verdaderos amigos. Pero con Carlos Sainz y Lando Norris, los dos pilotos en McLaren eso resulta un claro ejemplo.
Porque si bien entre compañeros resulta aún más complicado, lo habitual es que las tensiones acaben provocando roces y malestar. Pero en McLaren ha ocurrido todo lo contrario y Carlos Sainz puede decir que Lando Norris es uno de sus grandes amigos del paddock.
Todo a pesar de haber competido con él y contra él en la pista. Como el propio piloto español escribió y mencionó en más de una ocasión, «en la pista somos competidores, queremos vencernos, pero siempre hemos luchado de forma respetuosa y eso también ha ayudado al equipo a avanzar. Cuando estamos lejos de la pista, nos divertimos mucho juntos», decía. Los dos han sabido llevarse realmente bien para construir un equipo en clara progresión ascendente. Una amistad que nació y se hizo palpable desde el primer momento.