- Cañadío nació en Santander en 1981 como un pionero entre las casas de comidas y replicó el concepto en Madrid 30 años después; hoy es el alma del grupo homónimo (formado además por La Maruca, La Bien Aparecida y La Primera).
- 420 kilómetros separan estos dos templos de la cocina cántabra modernizada, dirigidos por el cocinero y empresario santanderino Paco Quirós y la sumiller Teresa Monteoliva.¡
- La fórmula de su éxito radica en el buen ambiente y en una oferta más allá de las modas, fiel a la calidad del producto de temporada: rabas de Santander, anchoas de Santoña, bocartes fritos, merluza ‘de adelante atrás’ y tarta de queso se encuentran entre sus platos más aclamados.
El santanderino Paco Quirós estudió cocina en la Escuela de Hostelería de su ciudad natal y, posteriormente, trabajó en el hotel Picos de Europa, de Potes, y en el Club Landachueta de Bilbao, a las órdenes de Luis Lezama. De vuelta en Santander, en 1981, y con tan solo 25 años, decidió abrir Cañadío en pleno centro de la ciudad –en la plaza conocida popularmente como plaza del Cañadío–, un restaurante de raíz cántabra que pronto despuntó como el local del momento.
Poco después se incorporó al proyecto Teresa Monteoliva, quien se convirtió en su esposa, en copropietaria de Cañadío y, sobre todo, en un pilar fundamental para la estabilidad del negocio. Hoy en día es una reputada formadora, miembro de la Asociación Española de Sumilleres y gerente de Cañadío Santander y, además, se encarga de la supervisión de la bodega de todos los restaurantes del grupo.
Platos tradicionales con un toque moderno
Cañadío surgió como un proyecto moderno y diferente para aquellos tiempos y creó escuela en Santander: tenía una cocina completamente abierta en el comedor y se emplataba en directo, en una época en la que los cocineros empezaban a salir de la cocina y a relacionarse con el cliente. El negocio está vertebrado por tres conceptos: una animadísima barra repleta de pinchos y raciones, unas mesas en la zona de la cafetería –donde degustar algunos platos de la carta de forma algo más rápida e informal– y, al fondo del local, el restaurante propiamente dicho, desde donde se ve al equipo de cocina trabajar.
En la carta de Cañadío, elaborada por Quirós junto al chef ejecutivo del grupo, Jesús Alonso –que forma parte de la familia Cañadío desde 2005, cuando entró en el local santanderino–, destacan las croquetas de chorizo de Potes, las anchoas de Santoña con pimiento rojo asado, los bocartes fritos, las rabas de Santander rebozadas y las albóndigas de bonito y calamar. Como platos fuertes, se ofrecen guiso meloso de pata y morros, cocido montañés, hamburguesa de bonito y merluza ‘de adelante atrás’ (bandera de Cañadío Santander desde sus inicios). De postre, no puede faltar su archiconocida tarta de queso, que se elabora diariamente.
En plena expansión
En 2011 deciden dar el salto a Madrid, animados por los muchos clientes madrileños que veranean en Santander. Cañadío desembarca en la zona más comercial y animada del barrio de Salamanca, en la calle del Conde de Peñalver. Desde el primer momento, ambos equipos trabajan al unísono sin perder la identidad que caracteriza a cada uno de los dos locales.
Cañadío continúa como un ancla a nivel conceptual para los tres proyectos que llegaron después. En 2013, Quirós se alía con el empresario Carlos Crespo (propietario en Cantabria de establecimientos como la Bodega del Riojano, Vermutería Solórzano y Pan de Cuco), creando la sociedad Grupo Cañadío. Ese mismo año abren La Maruca, un local más funcional, con una oferta asequible y horario ininterrumpido.
En 2015 llegó La Bien Aparecida, su proyecto más ambicioso y exclusivo, capitaneado por el chef cántabro José Manuel de Dios. Y, por último, en 2016 el grupo inauguró La Primera –ubicada en el comienzo de la Gran Vía–, una ‘maruca’ de cocina e interiorismo más sofisticados e internacionales pero que no descuida los platos emblemáticos de sus orígenes.