Se acercan las fechas navideñas y lo que otros años eran comidas y cenas con familiares, amigos, compañeros de trabajo, este año, debido a la pandemia, se va a parecer poco a lo que estamos acostumbrados a vivir durante estas semanas. Por eso, desde TherapyChat, plataforma líder en psicología online, revelamos, en primer lugar, cómo puede afectarnos psicológicamente que vayan a ser unas Navidades atípicas y, por otro lado, varias claves para enfrentarnos a ellas de la mejor manera posible.
¿Cómo nos puede afectar tener que renunciar a algunas tradiciones o tener que cambiarlas?
En primer lugar, nuestro cerebro espera poder realizar en Navidad aquello a lo que le tenemos acostumbrado, comidas y cenas con familiares, amigos, celebraciones de distinto tipo, y el no poder hacerlo es normal que nos descuadre o que nos genere cierta sensación de vacío y confusión.
Si hablamos de una persona que por lo normal disfruta de la Navidad, seguramente la nostalgia será un sentimiento bastante común. Uno quiere arroparse con los suyos en los momentos difíciles y brindar por los momentos mejores que se espera están por llegar. Pero gran parte de este duelo, en el sentido de que estamos perdiendo algo bonito, tendrá que ser llevado sin tanto apoyo, y prescindiendo de besos y abrazos.
Por último, parece que este año nos va a tocar reducir nuestras cenas. Lo que antes podían ser cenas de toda la familia junta, sin importar el número de comensales, este año tendrán que limitarse seguramente a seis personas máximo. Esto nos puede producir lo que se llama disonancia cognitiva. Esto significa que tendremos que tomar decisiones que nos generarán un malestar porque nos encontraremos con el dilema de cómo dividir a nuestra familia y nos provocará un gran malestar interno. No será fácil gestionar de qué manera nos podemos organizar para juntarnos de seis en seis.
Ya sabemos cuáles son los sentimientos que nos pueden asaltar durante estos días, pero entonces, cuáles son las claves para no sufrir en exceso por este cambio de planes navideños:
Siempre que no se pueda cambiar la situación, como es el caso, la forma de adaptarse es aceptarla y cambiar el modo en que nos sentimos hacia ella. Podemos transitar por estas Navidades con actitud de queja o de inconformismo mal enfocado, pero con ello no solo no lograremos nada, sino que nos expondremos a un daño emocional. Cambia entonces tu forma de ver y sentir la situación. Un inconformismo bien enfocado sería por contra decirse a uno mismo «aunque esta Navidad sea diferente, no voy a dejar que esto nos desanime a mí o a los míos», o bien podemos optar por una visión a largo plazo del tipo «no pasa nada por unas Navidades diferentes, el año que viene las festejaremos el doble». Hay distintas formas positivas de readaptar tu mirada sobre la situación. Esta es una actitud constructiva desde la que partir para tomar iniciativas positivas.
Si hay algunas tradiciones que no podemos hacer este año, siempre podremos adaptarlas al momento presente o crear nuevas tradiciones sustitutivas. Conservar las tradiciones es positivo, pero con flexibilidad. La rigidez es enemiga del bienestar emocional.
Traza con tus seres queridos un plan B, algo que podáis disfrutar, aunque sea de otro modo. Por ejemplo: comidas virtuales donde cada uno prepare un plato y se decida por concurso el ganador en función de lo bonito que se vea. Y prepara las celebraciones cuidando los detalles, saboreándolos. Prepara una tarde especial para decorar la casa, cocina recetas nuevas mientras escuchas buena música* Esto significa adaptarse.
Muestra una actitud agradecida ante la vida. No te centres en la pérdida sino en lo que tienes. Aunque la distancia se interponga o las limitaciones nos hagan tener unas celebraciones diferentes, todavía podemos agradecer muchas personas y cosas, así como el simple hecho de estar vivos.
Y, sobre todo, no te quedes paralizado. La tristeza puede provocarte el deseo de encerrarte en ti mismo, de quedarte en el sofá sin hacer nada y de preguntarte qué sentido tiene celebrar la Navidad a medias. Pero no hay mejor contrapartida a la apatía que el obligarse a ponerse en marcha y hacer cosas, aunque sean pequeñas, que te resulten positivas.
Para finalizar, Aída Rubio, psicóloga y coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat, asegura «la Navidad es una época del año con tanta entidad, tan señalada, que casi podemos palparla. Significa muchas cosas positivas para muchas personas y no estamos hablando de lo material, sino que está asociado con el contacto estrecho con los seres más queridos. Y añade que, por esta razón, ante unas Navidades tan atípicas y limitadas: «Luchar contra la realidad acrecienta la frustración y el dolor por no poder vivir unas Navidades al uso. Vivirlo con aceptación es la decisión más acertada»