Cuando somos más jóvenes, masticar chicle es algo muy común, sobretodo en la época de los Boomer, que hay poca gente que no lo haya comido alguna vez. También es una gran solución si no tenemos un cepillo de dientes a mano y queremos quitarnos el sabor de la comida al terminar de comer. Con el chicle se libera tensión e incluso conseguimos refrescar el aliento. Lógicamente, masticar chicle tiene sus beneficios y sus inconvenientes principalmente para nuestro salud bucal, aunque no solo afecta a la boca. Por ello, vamos a ver las razones por las que no volverás a meterte un chicle en la boca.
Algunos aspectos positivos de masticar chicle son por ejemplo la estimulación de la producción de saliva, que consigue «neutralizar la acidez que se suele producir sobre la superficie de los dientes», según algunos expertos odontólogos. No hay estudios concluyentes sobre si ese hábito es bueno o malo, pero vamos a centrarnos en los inconvenientes.
Veamos cuáles son los principales puntos en contra de masticar chicle:
4Dolores de barriga
Todos sabemos que durante la ingesta de alimentos se produce un ácido en el estómago que es el que ayuda a digerir y separar los alimentos en los nutrientes que se quedará el cuerpo. Al masticar chicle se genera este ácido en el estómago, pero al no llegar alimento el ácido se queda ahí y puede generarnos molestias.
Al mismo tiempo, puede ocasionar un exceso de entrada de aire en el estómago, que puede desembocar en malestar, gases e incluso flatulencias.
Además, el azúcar que contienen los chicles puede perjudicarnos si tenemos problemas digestivos.