La ejecutiva de Huawei Meng Wanzhou entra este mes de diciembre en su tercer año de libertad condicional en Canadá tras su detención en diciembre de 2018 en el Aeropuerto Internacional de Vancouver. Su arresto por parte de las autoridades canadienses se produjo después de que EEUU solicitara su extradición por presuntamente engañar al banco internacional HSBC sobre los negocios de Huawei en Irán, lo que provocó que el banco incumpliera las sanciones impuestas por EEUU contra el país.
Huawei se ha mostrado firme en la defensa de la inocencia de Meng y “confía en que el sistema judicial canadiense llegue a la misma conclusión. Huawei continuará apoyando la búsqueda de justicia y libertad de la señora. Meng», según señaló el equipo legal en Canadá de Huawei en un comunicado coincidiendo con los dos años de la detención.
La defensa de Meng alega que las autoridades de EEUU y Canadá habrían cometido abusos en el proceso de arresto que invalidarían la extradición. Y acusa a ambos países de que se coordinaron para usar la potestad de investigación de la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA) para interrogar a la ejecutiva sin la presencia de su abogado y extraer contraseñas de sus dispositivos electrónicos para pasarlas al FBI.
En las últimas semanas han testificado sobre el caso ante el Tribunal Supremo de la provincia de Columbia Británica (Canadá) agentes de la policía canadiense, de la CBSA y otros funcionaros que participaron en el interrogatorio y posterior arresto. Se espera que la ronda de declaraciones concluya a finales de la próxima semana, aunque podría retrasarse hasta la semana de Navidad.
Uno de los oficiales de la policía canadiense citados a declarar el pasado 26 de noviembre testificó ante el tribunal sus dudas acerca del plan de la Policía Federal para detener en el avión a la directora financiera de Huawei. En vistas anteriores, el agente de la Policía Montada de Canadá (RCMP) encargado del arresto declaró no haber leído la orden judicial ni la disposición incluida para la detención inmediata de Meng.
El interrogatorio de casi tres horas de Meng por parte de la CBSA y la extracción y envío de datos de sus dispositivos electrónicos al FBI han centrado gran parte de las vistas sobre el caso de extradición. Los abogados de Meng defienden que el interrogatorio de la agencia fronteriza fue un ejercicio encubierto de recopilación de pruebas orquestado por el FBI para provocar su enjuiciamiento.
Sobre este asunto, el oficial de la CBSA a cargo del interrogatorio declaró no recordar a quién se le ocurrió la idea de obtener las contraseñas que terminaron en manos del FBI. Uno de los testigos clave, el sargento Ben Chang de la RCMP, quien supuestamente envió las claves de los dispositivos al FBI, se negó a testificar tras el consejo de su abogado.
Esta misma semana, el Gobierno chino volvió a mostrar su disconformidad ante la situación y “urge una vez más a Canadá a que libere inmediatamente a Meng Wanzhou”, según declaraciones en rueda de prensa del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, quien tachó la detención de “incidente político grave”.
Según ‘The Wall Street Journal’, fuentes cercanas al caso han confirmado en las últimas horas que EEUU estaría negociando con la ejecutiva de Huawei un posible acuerdo que permitiría cerrar el proceso en Canadá y regresar a China. Aunque ni el Departamento de Justicia de Estados Unidos ni Huawei han querido hacer declaraciones a este respecto.