Antonio Orozco y Malú no fueron los ‘grandes’: jueces de La Voz que causaron sensación en el programa

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La voz es por excelencia el reality show más aclamado por el público en España. Desde su arribo en el año 2012 no ha dejado para nadie. En cada temporada ha logrado concentrar millones de audiencias, ese share que tiene en su haber lo posiciona como uno de los programas de concursos más importantes del país. Hemos visto lucir a los coaches, entre ellos está Antonio Orozco y Malú.

Si bien es cierto que su origen es de los Países Bajos, para nuestras tierras es una de las revoluciones del entretenimiento que ha marcado un antes y un después en la televisión. Los participantes son los protagonistas de esta historia, aunque los jueces como tal tienen la tarea más difícil, calificar. Nada sencillo, pero se han ganado el amor de la gente. Antonio Orozco y Malú se destacan como esas estrellas sensacionales que han pisado el plató.

Pero que crees, a pesar de que ellos han sabido meterse en el bolsillo a la audiencia con sus actuaciones impecables, dentro de la trayectoria de La voz no son los más grandes, sino que hay otros más que han hecho honor a su nombre y han causado furor en las masas. Descubre sus nombres en este material.

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Antonio Orozco: Digno exponente de lo que es ser artista y humano

Hay mucho que podemos decir sobre Antonio Orozco en La voz. Y es que, a lo largo de los años, ha demostrado ser un fiel representante de la música y la composición de nuestro país. Esa sencillez, nobleza y carisma que demuestra en las pantallas, y en los escenarios donde se monta, es de admirar. Hecho que lo ha puesto como uno de los más queridos en el reality, incluso por los propios participantes.

El nacido en Barcelona, con 48 años de edad, ha dado cátedra de humildad y entrega, aspecto que en el medio artístico es fundamental. Esto lo ha consolidado como esa gran persona que todos admiran y muchas veces hemos visto llorar ante las historias de los concursantes y de lo duro que es lograr hacerse de un hueco en el medio. Pues él lo ha vivido en carne propia.

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