De las bebidas más placenteras que podemos tener en el mundo están los vinos. Pues sí, los mismos han llegado a nuestras vidas, no solamente para ofrecernos historia de la buena, porque detrás de una botella hay un proceso increíble hasta que llega a la comercialización, sino que también, representa ser el punto de encuentro para disfrutar y deleitar el paladar en los momentos más importantes de cada persona. Existe una diversidad sumamente mágica, y eso es algo que define el sentir más intrínseco de su nacimiento. Pero de los que mejor se posicionan están cava y champán. Estamos en presencia de dos verdaderas joyas de la gastronomía mundial, que no se cansan de ofrecernos el mejor atractivo.
En cierta forma somos adictos, en el buen sentido de la palabra. Nos conquistan sus burbujas, el olor, color, sabor, y un sinfín de propuestas que la verdad nadie en su sano juicio se quiere perder. Seguramente estás en un dilema por cual elegir. A veces piensas que son iguales, pero no es así. Tanto cava como el champán tienen sus diferencias y encantos. Desde luego que las burbujas son una seducción para todos, aunque hay más por descubrir. Te invitamos a que viajes con nosotros por este sendero del placer que solo te puede dar Que.es.
1Cava y champán en el placer de las personas
Cuando pensamos en encuentros sociales, y ahora que estamos en una de las temporadas más fascinantes de año, sin duda alguna que es imprescindible contar con un vino como para amenizar ese momento en compañía de las personas que más amamos. Y es que, de por sí, cava y champán se han convertido en uno de los principales atractivos y motivo de degustación en muchos hogares.
Es impresionante el cómo una bebida pueda traspasar y rebasar límites. Pues, con un brindis utilizando cada una de las presentaciones, está más que asegurado que será el mejor de todo. Desde luego que lo has probado muchas veces y resulta una tentación. Así que cual sea tu elección, debes tener en cuenta que son de los mejores, aunque tengan raíces distintas. Pero, a decir verdad, así es la cultura, un engranaje que no conoce de países, solo sabe de sabores y encantos.