Las cosas siguen marchando muy bien para un FC Barcelona que en Europa muestra una cara totalmente distinta a la que enseña en LaLiga Santander. La Champions League es el torneo en el que mejor se desenvuelven, porque sus cinco partidos los cuentan como victorias y en sus manos está confirmar si serán primeros de grupo; porque ante el Ferencvaros dieron una exhibición de fútbol de la que realmente pueden aferrarse con fe los fanáticos azulgranas.
Si en el campeonato local muestran una imagen irregular, llena de dudas y algo de desgana; en el torneo europeo se lucen con un gran estilo de juego, que puede mutar de una sinfónica a un ejercito que busca un solo objetivo: la victoria. Su último partido dejó constancia de que Ronald Koeman está tras la pista de que esa continuidad que tienen en la Champions se traslade a la Liga y si logra combinar lo que se vio frente al conjunto húngaro con algunas piezas que se quedaron en la ciudad catalana, pues tendrá una buena base para ser un gran contendiente.
4Unas rotaciones que si funcionan
Con algunos de los jugadores más importantes en Barcelona, el entrenador neerlandés confeccionó un equipo muy equilibrado en el que las rotaciones dieron sus frutos. La entrada de jugadores menos habituales no descompuso para nada al equipo, que más bien mutó a un estilo más directo producto de la vitalidad de los que ven pocos minutos. Antes de la media hora ya ganaban por 0-3 y este equipo con varios suplentes no desistió en su afán de aumentar la ventaja.
Muchos detractores se irán por el camino fácil y hablarán de que el rendimiento tan alto del Barcelona se debe a que luchó ante un equipo tan débil como el húngaro; pero ese es solo ver por encima de todo el paisaje. Otros equipos rotan y su rendimiento decae aún más que con sus titulares; mientras, los del Barcelona mantuvieron el ritmo y se esforzaron mucho más. Los suplentes quieren ser tomados en cuenta y su no se iban a permitir pinchar en un partido vital para ellos.