Cómo hacer un alioli de mentira que no engorde un gramo

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Es difícil muchas veces elegir entre el deber y el placer. De hecho, es uno de los grandes problemas de la existencia humana: ¿hacemos lo que debemos hacer y se supone que es bueno para nosotros, u optamos por aquello que nos procure más placer? Puede pasarnos eso mismo con el alioli, entre otros miles de ejemplos. ¿Nos hacemos una deliciosa salsa alioli para acompañar unas patatas fritas, o nos abstenemos de ese placer que tanto engorda y tan poco nos conviene?

Pues al menos por esta vez puedes estarte tranquilo. Y es que es posible prepararse una “falsa” salsa de alioli, con un sabor y una textura casi idénticas, y que además no engorde nada. Es cierto que la salsa alioli, siguiendo la receta tradicional, tiene muchas más calorías de las recomendables y nos va a hacer acumular grasa en el organismo. Por eso, si este es un tema que te preocupa puedes pasarte sin problemas al “falso alioli”.

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Empezamos con el falso alioli

Cómo hacer un alioli de verdad con ajo y aceite

El primer paso de la receta para preparar esta salsa es cocer el huevo. Lo metemos en agua hirviendo, lo dejamos allí dentro unos diez minutos y sale ya como un huevo duro. En cuanto lo saques, conviene darle un pasada por agua fría para que puedas ir quitándole la cáscara sin abrasarte las manos. Una vez que tengas el huevo cocido y pelado podemos empezar a cocinar la salsa. 

Para esta receta necesitas contar en tu cocina con una batidora y un vaso lo suficientemente grande para que quepan todos los ingredientes. Troceamos primero, y bien finito, el huevo cocido, y hacemos luego lo propio con el queso de Burgos, el diente de ajo y  la mostaza de Dijon. Añadimos un pizca de sal, una o dos cucharadas de agua y empezamos a batir.