Un estudio de la Universitat de les Illes Balears (UIB) concluye que las pandemias causadas por enfermedades infecciosas castigan más duramente las ciudades que tienen más densidad de población.
En una nota de prensa, la UIB ha detallado este martes que un grupo de investigadores, entre los que está Massimiliano Zanin, investigador del IFISC (UIB-CSIC), ha publicado un artículo en la revista ‘Chaos’, en el que analizan la efectividad de las restricciones en la movilidad en el contexto de una pandemia como la COVID-19.
En el estudio concluyen que la densidad implica más ciudadanos por área y, por tanto, más contactos entre ciudadanos. Por otra parte, las zonas rurales están menos ocupadas y hay más espacio disponible para garantizar distancia social entre sus habitantes.
Para realizar el estudio, se simuló un modelo clásico de infección, en el que las personas se dividen en tres grupos: los susceptibles de enfermar, los infectados con capacidad de contagiar y los recuperados que hayan desarrollado inmunidad.
Este modelo permite reproducir algunos resultados básicos observados en epidemiología. Luego, dividieron este grupo de personas en dos áreas, una de las cuales con una densidad de población significativamente más elevada, que representaba una ciudad, y otra menos densa, simulando un área rural.
Para comprobar cómo afectan las restricciones en la movilidad en la expansión de la infección, hicieron simulaciones con políticas más o menos restrictivas y analizaron cómo afectan al impacto total en la población.
Asumieron que las personas que abandonan la ciudad infectada tienen la intención de ir a un área con menos densidad de población y quedar hasta que la situación pandémica quede controlada, además de entender que los ciudadanos que viajan a zonas menos pobladas reducirán los contactos sociales al mínimo mientras estén allí.
Las simulaciones mostraron que, si bien estos movimientos entre personas en zonas rurales podrían ser un poco menos seguros para las personas en los pueblos pequeños, en general, para una situación de pandemia global, esta reducción en la densidad de áreas densamente pobladas es mejor para el conjunto global de la población.
Sin embargo, los investigadores remarcan que aplicar políticas que conduzcan a este comportamiento en el mundo real es complicado, y va más allá de lo que un simple modelo matemático pueda indicar.