Aunque nos sea difícil preveer y adivinar la forma que tendrá el futuro, no hay lugar a duda de que el trauma colectivo de la pandemia del covid-19 va a hacer cambiar muchas cosas. Así ha sido ya de hecho, pero de momento no han pasado más que unos pocos meses. Será en los meses por venir, en los años incluso, cuando vayan instaurándose una serie de modificaciones en nuestra vida social, económica, cultural y en nuestras costumbres. Y muchas cosas cambiarán sin que apenas nos demos cuenta ni seamos casi capaces de recordar cómo era todo antes.
El ámbito educativo, por ejemplo, será uno de los que deba reconvertirse y reinventarse para evitar o al menos reducir los riesgos de contagio. Las clases ni son igual que eran hace ni, probablemente, dentro de un año serán como son hoy. La ciencia y la tecnología ya se han puesto a estrujarse los sesos para diseñar las clases y los colegios del futuro antipandémico. Hay decenas de variables y factores a tener en cuenta, y ya se han hecho públicas algunas propuestas más que interesantes para repensar la organización y las medidas de seguridad en el aula.
3Aire limpio y aire sucio
La mascarilla que llevaría cada alumno contiene dos tubos conectados al depósito central de aire. Uno sería el que trae hasta su nariz el aire limpio y el otro sirve para llevarse el aire exhalado y limpiarlo de nuevo. Dentro de los tubos y en el depósito, el aire exhalado está expuesto a una luz ultravioleta que liquida al instante a todos los agentes patógenos que pueda haber en el aire.
El sistema, aseguran los creadores, está cuidadosamente diseñado para evitar que se mezcle el aire limpio con el aire sucio que se exhala en las respiraciones. Los investigadores aseguran que este sistema de depurado de aire reduce prácticamente a 0 la posibilidad de contagiarse de coronavirus en un espacio cerrado. Otra historia, claro, sería el alto precio de instalar un sistema de estas características en todas las aulas de España.