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Cómo quitar el arsénico al arroz sin perder nutrientes

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El arroz es uno de los platos más sencillos, nutritivos y recurrentes en las dietas de todo el mundo. Es un ingrediente limpio, que pega con muchas comidas, fácil de hacer y además es sano. Y es que el arroz por sí mismo, y cocinado de la forma adecuada, no tiene más que ventajas y beneficios para nuestro organismo. No obstante, puede surgir un problema si se prepara el ingrediente en cuestión de una forma determinada. Y es que al cocinar arroz, y en caso de que se nos queme en la olla, puede aparecer una sustancia tóxica y cancerígena como es el arsénico.

Es cierto que el arsénico aparece en el arroz al quemarse en cantidades muy pequeñas, casi despreciables. Y, además, no tiene por qué surgir si no se nos quema. Pero pensemos que, a lo largo de nuestra vida, podemos cocinar y comer arroz varios cientos de veces. Por eso, esas minúsculas cantidades de arsénico, tomadas en repetidas ocasiones, acaban convirtiéndose en algo significativo y que puede acarrearnos problemas para la salud. Aquí va la forma adecuada de cocinar arroz evitando el peligro de que aparezcan sustancias cancerígenas.

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Los peligros del arsénico

arroz

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer tiene clasificado el arsénico dentro del grupo 1 de sustancias cancerígenas. Las toxinas de esta sustancia sobreviven perfectamente en el agua, y de hecho aparecen gracias a la forma en la que se cultiva este alimento en tierras inundadas. Según dicen las autoridades sanitarias, la ingesta o consumo de arsénico puede afectar a todos y cada uno de los órganos del cuerpo humano. 

El arsénico puede, por ejemplo, provocarnos enfermedades en la piel, hacernos desarrollar un cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias. Los estudios anteriores del equipo de la Universidad de Sheffield sobre el tema concluyeron que la mitad del arroz consumido en Reino Unido supera con creces los límites recomendados por la Comisión Europea. De los 55 productos que analizaron, hasta 28 demostraron ser muy peligrosos siguiendo los estándares establecidos por las autoridades sanitarias europeas.