A mayor exposición, mayor posibilidad de incurrir en el ridículo. Cualquiera que se dedique a la televisión no tiene más remedio que aceptarlo, y si no le gusta la idea ya sabe que tiene que cambiar de oficio. A los verdaderos animales televisivos, como María Patiño, aquellos que viven por y para ponerse frente a la cámara, no les importa demasiado que, de vez en cuando, se les vaya la cabeza y quedan en evidencia ante medio país. Cosas del directo. Y, además, para algo cobran una millonada.
Con dos décadas de experiencia en televisión, la presentadora gallega está ya de vuelta y media de todos estos temas. Lo ideal, por supuesto, es hacer bien el programa y que no haya sobresaltos. Pero si hay un desliz, un lapsus o se caliente la lengua más de lo que debería, pues a tirar para adelante. María Patiño no se achanta ante nada, y como presentadora destaca por su agilidad y su chispa para salir airosa de cualquier circunstancia. Aunque, como ser humano que es, también ella se equivoca de vez en cuando.
2Preguntas para el rey emérito
Ya se sabe que en verano cuesta encontrar temas para llenar minutos de televisión y hojas en los periódicos. Pues este último verano, Patiño y sus reporteros de Socialité optaron por el género del periodismo de especulación. Y el cebo, para qué no decirlo, era bueno. Pero las posibilidades de llevarlo adelante casi nulas. Al fin y al cabo, un simple truco para tener a la audiencia pendiente y enganchada al programa. La estratagema es tan estrambótico que mueve a risa solo pensarla.
Estamos a finales de julio, y una reportera de Socialité se traslada hasta el portal de la infanta Elena. Por aquellas semanas, recordemos, estábamos en pleno goteo de escándalos financieros relativos al rey emérito. Patiño, muy rimbombante, anunció a su audiencia que tenían a su reportera de guardia en dicho portal para hacerle unas preguntas a Juan Carlos en caso de que apareciese por allí. Como es evidente, al rey emérito no se le vio el pelo por allí. Y a parte del público le sentó muy mal ese truco.