Hace unos días, Fran y Cayetano Rivera enviaba a través de su abogado un requerimiento a Isabel Pantoja con el que reclamaban a la cantante las pertenencias que su padre, Paquirri, dejó para ellos en el testamento. Unos enseres personales de torear que, según Kiko Rivera, permanecen en Cantora en el cuarto secreto de la tonadillera y que deja al descubierto que el famoso robo que alegó la reina de la copla fue una excusa para no darle les cosas a los hijos de Carmina Ordóñez.
¿La contestación de Isabel Pantoja al requerimiento? Alegó que no se acordaba de haber firmado el documento en el que se dejaban las pertenencias a estos niños por aquel entonces. Es decir, no decía que no las tiene, sino que no se acordaba de haber firmado un documento por el que tiene que entregarlas. ¿El siguiente paso? Nos lo confiesa el abogado de Cayetano y Fran Rivera:
«Se basa en un documento del año 87 que ella dice textualmente ‘ni afirmo ni niego que exista, pero no recuerdo haberlo firmado’. Bueno pues me lo ha puesto muy fácil, si ese es el único problema que existe yo volveré a la notaría de Medina Sidonia, vuelva a requerir a la notaría y le diga que le entregue ese documento a Isabel Pantoja para refrescarle la memoria. Lo que no sé qué dirá es cuando vea el documento. ¿Cuál es la siguiente excusa? no tiene excusa. Si usted no quiere entregar las cosas, dígalo» confiesa el abogado.
Sbre cuánto tiempo tendrán que esperar más a que se produzca la entrega de los enseres de Paquirri, Joaquín lo tiene muy claro: «No sé, llevo la edad de cristo esperando, 36 años, Isabel Pantoja dice que el documento es muy antiguo, fíjese si es antiguo que lleva usted 33 años sin entregar el documento que lo requiere ¿me explico?».
Y tanto que se explica Joaquín Moeckel. Isabel Pantoja está encerrada en su finca y en el mismo lugar tiene sus ideas, que parece que se le van agotando. Tendrá que preparar una excusa muy buena esta vez para no entregar estas pertenencias porque hay pruebas de que allí tiene lo que le pertenece a Cayetano y Fran Rivera y además, un testigo muy valioso, su propio hijo.