Con el auge de las dietas veganas y vegetarianas tendemos a encumbrar como ‘saludables’ a una serie de alimentos que realmente no lo son, especialmente si los consumimos en exceso. No todo lo verde es bueno. Uno de estos productos es el pepino, un vegetal que a priori parece inocuo -por la gran cantidad de agua que posee-, pero que tiene una serie de componentes químicos que pueden acabar problemas estomacales.
Y es que este vegetal tiene una serie de sustancias bajo su piel y en el extremo del tallo, las cucurbitacinas, que son los que producen el ya famoso amargor de los pepinos y que suelen generar gases en exceso en el sistema digestivo. Lo de ‘que te repita’. Así lo explicaba la nutricionista Beatriz Robles en una entrevista con El Español.
3COSAS BUENAS QUE HACER CON ELLOS: AGUA DE PEPINO
No queremos, desde luego, criminalizar el consumo de pepino. Tan solo sugerimos que hay que tomarlo en su justa medida. De hecho, en según qué momento del año son una solución perfecta para hidratarnos. En verano, una de las mejores maneras de mitigar el calor es beber agua de pepino.
Así pues, y aparte de la citada cucurbitacina, el pepino posee flavonoides y taninos que combaten los efectos adversos de los radicales libres, un factor de riesgo de envejecimiento prematuro y enfermedades crónicas.
Aparte, y al combatir la deshidratación, consumir agua de pepino puede ayudar al organismo de otras múltiples maneras: ayudando las funciones renales, mejorando la función cardíaca, el estado de la piel e incluso previniendo los dolores de cabeza.