Con el auge de las dietas veganas y vegetarianas tendemos a encumbrar como ‘saludables’ a una serie de alimentos que realmente no lo son, especialmente si los consumimos en exceso. No todo lo verde es bueno. Uno de estos productos es el pepino, un vegetal que a priori parece inocuo -por la gran cantidad de agua que posee-, pero que tiene una serie de componentes químicos que pueden acabar problemas estomacales.
Y es que este vegetal tiene una serie de sustancias bajo su piel y en el extremo del tallo, las cucurbitacinas, que son los que producen el ya famoso amargor de los pepinos y que suelen generar gases en exceso en el sistema digestivo. Lo de ‘que te repita’. Así lo explicaba la nutricionista Beatriz Robles en una entrevista con El Español.
1CUIDADO CON LA CUCURBITACINA
«En la masticación y la digestión del pepino se liberan ácidos grasos de las membranas del pepino y se ponen en contacto con enzimas que los descomponen y forman sustancias volátiles, portadoras del aroma. os gases formados por las cucurbitacinas arrastran las sustancias aromáticas, que suben a la boca, por lo que apreciamos el aroma tiempo después de comerlo, es decir, repite«.
Una buena manera de evitar la ingesta indeseada y excesiva de cucurbitacinas es la de cortar los extremos. También puedes cocinarlos o meterlos en zumo de limón o vinagre. Con estos consejos evitaríamos entrar en contacto más de la cuenta con el compuesto químico.
Y es que son varios los peligros asociados al consumo de esta sustancia. un estudio de Alimente en El Confidencial explicó que la intoxicación por cucurbitacinas es muy poco frecuente, pero que se encontraron dos casos de calvicie temporal asociado a su consumo y hasta una muerte en 2015. La de un hombre que cultivaba calabacines, otro vegetal que posee el compuesto.