Después de que Kiko Rivera desvelase que había visto en Cantora los objetos personales que su padre, Paquirri, les dejó en herencia a él y a sus hermanos Francisco y Cayetano, y que Isabel Pantoja declaró que habían robado hace más de treinta años, los hijos de Carmen Ordóñez emprendieron acciones judiciales para que la tonadillera les entregue unos enseres que les pertenecen por ley.
Así, como Joaquín Moeckel – abogado de los hermanos – anunciaba recientemente, Francisco y Cayetano habían decidido presentar un requerimiento notarial para que constase de modo oficial que piden formalmente, a Isabel Pantoja, los objetos de su padre que les pertenecen según la última voluntad expresada por Paquirri en su testamento.
Hace dos días, Moeckel acudía a presentar dicho requerimiento al despacho de una notaria en Medina Sidonia, que se desplazaba poco después a Cantora para entregar a la artista el documento oficial por el cual Francisco y Cayetano Rivera requerían los objetos de su padre.
Pantoja, que tenía 48 horas para responder a este requerimiento notarial, lo ha hecho poco antes de que expirase el plazo. Y, para sorpresa de todos y según ha desvelado el periodista Pepe del Real en «El programa de Ana Rosa», la tonadillera se ha negado a entregar los enseres asegurando que los objetos que vió Kiko el pasado 2 de agosto en Cantora no pertenecen a Francisco y a Cayetano, sino a ella misma y a su hijo.
De este modo la tonadillera, que «continúa en sus trece», se ha negado a contestar a este requerimiento notarial «porque está convencida de que esos objetos le pertenecen y sigue pensando que tiene la razón», por lo que se avecina una nueva batalla en los tribunales entre Isabel Pantoja y los hijos de Paquirri y Carmina Ordóñez.
Una información que la revista «Hola» ha completado después de hablar con fuentes cercanas a la tonadillera. Y es que, según añade la publicación, Pantoja se niega a este requerimiento y aduce que la petición de Francisco y Cayetano se basa en un documento privado firmado en 1987 – que la artista no recuerda haber firmado – y se remite a la escritura de partición de la herencia de Paquirri, en la que no aparecen estos enseres de valor sentimental.