El Consejo de Gobierno, a propuesta de la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, ha aprobado dos decretos que aprueban los planes de recuperación de la magarza de Guayedra (Gonospermum Oshanahanii) y la salviablanca de Amagro (Sideritis Amagroi).
Se trata de plantas endémicas del sector noroeste de Gran Canaria, que se encuentran incluidas en la categoría de en peligro de extinción en el Catálogo Canario de Especies Protegidas. La magarza de Guayedra, además, está clasificada en igual categoría en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Los documentos aprobados, que persiguen asegurar la supervivencia de ambas especies a largo plazo, se centran en la reducción de su situación de riesgo de extinción y se basan en un sistema de medidas y actuaciones, que se dirigen a aumentar el número de efectivos de sus poblaciones mediante actuaciones de reforzamiento y de creación de nuevos grupos, controlar las amenazas que inciden sobre estas especies, garantizar su conservación ex situ, y promover una mayor concienciación sobre el valor intrínseco de la biodiversidad. Igualmente, regulan los usos en las áreas críticas delimitadas, en virtud de la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad.
Los planes, además, establecen propuestas de cronograma para la ejecución de actuaciones, ámbito competencial, forma de funcionamiento, financiación para su desarrollo y propuestas de evaluación de la consecución de las actuaciones de los planes.
La magarza de Guayedra cuenta con una distribución restringida a los riscos de Guayedra dentro de los límites del Parque Natural de Tamadaba, en una zona donde hay un aumento continuado de herbívoros que transitan por ella, principalmente, cabras asilvestradas. Este ganado contribuye a la escasa regeneración de la especie, cuyo tamaño poblacional asciende a sólo 37 ejemplares adultos, según los últimos datos.
La población de la salviablanca de Amagro, que está incluida en los límites del Monumento Natural de Amagro, es de un tamaño extremadamente reducido, con apenas 10 ejemplares contabilizados en los últimos seguimientos. La presencia de los herbívoros en la zona como cabras y conejos limitan y condicionan su recuperación.