Todo el mundo conoce los crepes y probablemente sabrás que proceden de Francia. Se han convertido en uno de los postres principales que se piden en los restaurantes pero hacerlos en casa tampoco es demasiado difícil y te pueden quedar muy ricos. Los puedes hacer tanto salados como dulces pero lo que la gente busca es que la masa se hinche y suba.
Para conseguir esto, te vamos a dar unos trucos que harán que queden perfectos y los disfrutes como si fueran de restaurante. Pueden ser grandes o pequeños, gruesos o delgados, solos o rellenos, se hacen con cualquier tipo imaginable de harina pero el postre francés por excelencia tiene unos elementos básicos con los que se cocina. Su delicada textura y su aroma son la envoltura ideal para casi cualquier comida.
1La sartén
Lo más recomendable es elegir una sartén de 12 o 15 cm de diámetro, lo bastante pesada para disponer uniformemente la masa y lo bastante ligera como para que podamos hacer saltar por los aires los crepes para darle la vuelta, si nos apetece.
Antes de usar una sartén por primera vez, debes prepararla para que no se peguen las crêpes. Debes lavarla, secarla y calentarla y luego cubrirla de aceite, dejándola así toda la noche. Todo esto lleva una preparación claro, no pueden quedar perfectos sin estos pequeños trucos. Al día siguiente, retira el exceso de aceite y limpia la sartén frotándola con papel de cocina y sal fina. No debes lavarla de nuevo, sólo limpiarla con papel.