Combatir la contaminación y el cambio climático no es tan fácil como nos pensamos. Por comodidad o por costumbre nos gusta pensar que con cambiar algún gesto de la vida cotidiana podremos revertir el calentamiento global. Basta con ir a los sitios en bicicleta, reciclar y renunciar en la medida de lo posible al plástico, a las botellas por ejemplo. Y hacemos bien en disminuir el consumo de botellas de plástico, pero el remedio podría ser incluso peor que la enfermedad.
El plástico contamina mucho y tarde miles de años en desaparecer. Pero si sustituimos las botellas de plásticos por las de cristal estaremos yendo de Guatemala a Guatepeor. La fabricación de las botellas de cristal, acaba de establecer un estudio científico, supone un impacto ambiental hasta cuatro veces superior al de las botellas de plástico. Y es que fabricar una sola de esas botellas hace necesario utilizar grandes cantidades de energía y de recursos materiales.
5Alternativas sostenibles
Eso, por supuesto, no pasa por utilizar una botella de plástico o cristal durante meses, pues sería dañino para nuestra salud. En el mercado podemos elegir entre varias botellas reutilizables de distintos materiales. Podemos decantarnos por una botella de plástico bisfenol A o BPA, que es un producto dañino para nuestro organismo. Este plástico sin BPA es un material duro que nos garantiza tener una botella que podremos usar durante años.
Otra opción son las botellas hechas de acero inoxidable. Cierto que un poco más pesadas, pero también capaces de mantener la temperatura de los líquidos y tampoco contienen BPA. En cualquier caso, de lo que se trata es de cambiar nuestra mentalidad de usar y tirar y acostumbrarnos a tener objetos reutilizables que nos acompañen durante mucho tiempo.