Combatir la contaminación y el cambio climático no es tan fácil como nos pensamos. Por comodidad o por costumbre nos gusta pensar que con cambiar algún gesto de la vida cotidiana podremos revertir el calentamiento global. Basta con ir a los sitios en bicicleta, reciclar y renunciar en la medida de lo posible al plástico, a las botellas por ejemplo. Y hacemos bien en disminuir el consumo de botellas de plástico, pero el remedio podría ser incluso peor que la enfermedad.
El plástico contamina mucho y tarde miles de años en desaparecer. Pero si sustituimos las botellas de plásticos por las de cristal estaremos yendo de Guatemala a Guatepeor. La fabricación de las botellas de cristal, acaba de establecer un estudio científico, supone un impacto ambiental hasta cuatro veces superior al de las botellas de plástico. Y es que fabricar una sola de esas botellas hace necesario utilizar grandes cantidades de energía y de recursos materiales.
4Cambiar la mentalidad
En líneas generales, las contribuciones negativas al medio ambiente del cristal es muy superior a la del plástico. Así es en lo que se refiere al calentamiento global, a la limpieza del agua, a su contribución a la acidificación de los océanos…”Necesitamos cambiar nuestra mentalidad y adquirir hábitos como el relleno de las botellas para intentar reducir estos impactos ambientales”, concluye el estudio.
Pese a que el estudio demuestra que los cartones que se utilizan en la leche y en el zumo son los menos dañinos, no debemos confiarnos. Dichos envases contiene plástico, aunque en menor medida, pero igualmente dañinos. La conclusión general de hacia dónde deberían encaminarnos nuestros esfuerzos apunta hacia la reutilización de envases. Y lo mejor para conseguirlo es hacerse con una botella de agua que nunca más tengas que cambiar.