El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, rechaza la Ley Orgánica de Modificación de la LOMCE (LOMLOE), la conocida como ‘ley Celaá’, como «un retroceso gigantesco que nos llevará al abismo» y advierte que «generará incultos y poco alfabetizados» y «abrirá una guerra escolar de gravísimas consecuencias» en España.
En su artículo semanal en la revista ‘Paraula’ del Arzobispado, se pregunta «quién educa: los padres o el Estado» tras la aprobación de la ley este jueves en el Congreso: «¿Por qué camino se opta, por el de una enseñanza pública, del Estado, única, estatal y estalinista, o por una de iniciativa social, plural y libre, democrática?».
Cañizares alerta que «si fuese el Estado, retrocederíamos muchos años atrás a una dictadura y dejaríamos de estar en un régimen de libertad y libertades», con lo que asegura no entender «lo que quiere el gobierno social-comunista que nos rige y trata de dominarnos». «Hay que estar prevenidos y no permitir que avance en esa posición», reivindica.
Es más, defiende que la ley «no es solo» de la ministra de Educación, Isabel Celaá, sino del Gobierno en su conjunto porque «ningún otro ministro se ha distanciado». Tampoco cree que se pueda clasificar como una ley del PSOE tras las críticas de algunos barones socialista que «la califican como un error fatal».
Entre las «lindezas» de la ‘ley Celaá’, el purpurado denuncia que «no ha habido ninguna consulta a personas directamente implicadas en el mundo de la enseñanza (…), se impone sin más», así como que «no se preocupa en absoluto de la educación de las personas, solo de la instrucción al servicio de la persona y su realización y desarrollo integral y de la sociedad, mediante la transmisión sistemática y crítica de la cultura«.
A lo sumo, según él, llega al nivel de la formación pero «en clave ideológica», con lo que considera que ignora el artículo 27 de la Constitución sobre educación integral. Y, critica, «no respeta la libertad religiosa ni otras libertades como la libertad de enseñanza: la capacidad de elegir por parte de los responsables principales de la educación de sus hijos, que son los padres».
El cardenal relaciona así la ley con otras sobre la familia y el matrimonio –«son lo mismo»– y asegura que no respeta el derecho de la libertad que tienen grupos e instituciones sociales a crear sus propios centros. También cree que discrimina a los más pobres y vulnerables, como los discapacitados y que «disgrega, divide o rompe a la nación por las reducciones de la lengua española como vehicular de la enseñanza».
A todo ello se suma, en su opinión, que la LOMLOE «impone una ideología y unos valores y no aporta ninguna innovación positiva a la escuela, que es la institución de la sociedad y que tiene la sociedad, no del Estado que no puede ni debe confundirse con la sociedad, para una transmisión sistemática y crítica de la cultura haciendo hombres libres, conscientes, críticos y creadores».
«Esta propuesta es lo último o la última vuelta del tornillo para aplicar y aferrar las tesis gramscianas de la revolución cultural que rigen ya desde aquel eslogan ‘por una escuela única, pública, neutra y laica’. ¿A dónde nos lleva esto?», se pregunta.
«IDEOLOGÍA PURA Y CIENTIFISMO TRASNOCHADO»
Y augura que conducirá «a una cultura única, para todos lo mismo, sin libertad y sin pluralidad enriquecedora, única y la misma, en la que Dios no cuenta ni el hombre tampoco, solo el poder de quienes la implantan y dominan con una pseudocultura que es, sobre todo, ideología pura y llana». Rechaza «la absolutización de un cientifismo trasnochado» y el riesgo de ir hacia una humanidad basada en «individuos aislados que pasan de largo ante los sufrimientos de los demás».
El cardenal Cañizares lo enmarca en la emergencia sanitaria porque teme que la ‘ley Celaá’ «no prepara ni dispone ni da luz y fuerzas para situarse y actuar debidamente, con respuestas válidas y universales, ante la pandemia». «Y esto es grave», recalca.
Más allá de España, lamenta que la norma «queda muy detrás de otros países» aunque cree que «tampoco son modelos de educación» porque «no puede faltar la respuesta a la búsqueda de sentido de la vida, de las cuestiones últimas como la enfermedad, la muerte, el futuro del hombre, el respeto verdadero a la casa común, la búsqueda y afirmación de la verdad (..) y las relaciones y el encuentro entre los hombres».
Un modelo de escuela que, en definitiva, considera que «no construye, sino más bien destruye el respeto y la fidelidad a la patria común y la comunicación entre todos las que la formamos.
Por todo ello, Cañizares pide «como ciudadano y como obispo» que el Gobierno retire la LOMLOE porque «solo traerá daños a niños, adolescentes y jóvenes y ruina al conjunto de la nación». Aboga así por retomar «un diálogo y pacto educativo que tanto necesitamos» y apela a «padres, asociaciones y universidades católicas, que son bastantes» a sumarse a la reivindicación con una sola voz.