Bertín Osborne es un ejemplo depurado de eso que podríamos llamar un macho ibérico. Un hombre de pelo en pecho, que se define a sí mismo como una persona “sin complejos” y que da su opinión sobre cualquiera cosa que se le ponga por delante. Este madrileño de 66 años lleva casi cuatro décadas teniendo una presencia más que notable en la vida pública. Como cantante, tertuliano, presentador de televisión…Osborne, sin miedo, le da a todo lo que le pongan por delante.
Y, como es normal, tanto tiempo en primera línea le ha dado para soltar más de dos y más de tres burradas. Bertín Osborne es un hombre controvertido, y despierta pasiones encontradas y enconadas. Unos lo aman y otros no lo pueden ver delante. Posiblemente esa es exactamente la clave de su éxito. Ya se sabe el famoso lema: lo importante es que hablan de ti, ya lo hagan bien o lo hagan mal. Y no cabe duda de que este cantante de rancheras reconvertido en entrevistador y polemista ha seguido al pie de la letra ese dicho.
3«Chistes de mariquitas»
Como era de esperar, a los comentarios poco apropiados sobre mujeres se les suman unos cuantos del mismo tenor sobre las personas homosexuales. «En España ya no se pueden contar chistes de mariquitas», se quejó en una entrevista que le hicieron en La Vanguardia en abril del año 2016. Parece que le preocupa mucho a Osborne el tema de los chistes de mariquitas: “Los españoles teníamos sentido del humor. Podías hacer un chiste de los tartamudos y no te estabas riendo de los tartamudos y de los enanos, y los gangosos y los mariquitas. Arévalo ya no puede contar chistes ”.
Y de la siguiente forma describió el cantante una visita que hizo al plató de Sálvame, adonde se conoce que tenía miedo a ir porque “como te levantes te ponen mirando pa Torrejón”. Fue durante un monólogo que dio en Benidorm hace pocos años: “Cuando me abren la puerta del plató me dicen «pasa» y miré y me dije: ‘¡Una mierda, ahí no entro yo!’. Pero como no tenía más remedio, ¿qué es lo que hice? Metí el culo contra la pared y fui así por el plató, dejando el zócalo limpio, limpio. Me tiré en plancha sobre la silla y menos mal que tenía ruedas. Cuando terminó la entrevista me fui sentado en la silla hasta el taxi”.