Una reivindicación clara de la gente que luchó para que nosotros, a día de hoy, podamos sentirnos privilegiados. Uno de los grandes iconos LGTB+ de nuestro país. Un ejemplo de valentía, fuerza y visibilidad. Una historia grande que había que contar. De gran éxito y tremenda acogida que ha tenido entre el público, por ello ha logrado Veneno que vaya a tener una segunda temporada. Así lo confirmaron Javier Calvo y Javier Ambrossi a algunos medios de comunicación tras el reciente final de la ficción. “Hay tantas historias alrededor de la de Cristina que contar, hay tanto que explorar, que se nos ha quedado corto en esta miniserie y nos hemos puesto a trabajar en ello”, añadía Ambrossi.
Una serie que, aunque no lo parezca, es muy necesaria. Y que ayuda a cada persona no coetánea a Cristina Ortiz Rodríguez de una manera similar a la que ayudó al colectivo cuando ella aún vivía. Pero no fue la única.
Durante los primeros meses de año, en mazo en concreto, moría en un hospital de Barcelona la famosa cupletista Carmen de Mairena, a sus 87 años. En plena pandemia por el virus COVID-19, pero por causas naturales según afirmaron sus familiares. 87 de vida complicada, que podrían dar también para una ficción. Estas son las claves de por qué la vida de Carmen de Mairena merecería una serie.
2La vida del icono trans televisivo
No es formato televisivo, pero existen unas memorias sobre Carmen de Mairena. Y también están disponibles en formato audiolibro: Carmen de Mairena, una vida trepidante por detrás y por delante. Que comienzan con Miguel Brau (el nombre que le dieron sus padres al nacer) en la Barcelona de principios de los años 30, la “edad de oro del transformismo”. Donde un joven empezó a descubrir que lo suyo era cantar. Tanto es así que convenció a su madre para que le llevara a locales de variedades de la Ciudad Condal en los que poder comenzar.
Ya en los años 50, Miguel de Mairena se hizo un hueco en los concursos juveniles. Poco a poco, se convierte en un habitual de los locales barceloneses, comienza a coquetear con el travestismo y, ya en los 80, da el primero paso para cambiar de Miguel a Carmen. Un terreno donde no lo comenzó a tener nada fácil.
Carmen de Mairena estuvo varias veces en la cárcel por ser, en aquel entonces, un hombre gay. Aún no había descubierto que se sentía mujer, estaba en proceso de ello. Y con las cargas de un régimen franquista a las espaldas, y con un emergente estado de transición, no ayudaba a la firma de nuevos contratos. Llegó incluso a ejercer la prostitución para poder continuar subsistiendo.