Un estudio liderado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) ha confirmado la relación entre una «alta prevalencia» de cáncer y un alto consumo de carne y alcohol per cápita.
El trabajo ha analizado estadísticamente la correlación entre dieta y cáncer en un centenar de países desde 1960 hasta el 2017, cruzando datos procedentes de la FAO, la OMS, la ONU, el Banco Mundial o la OCDE, ha informado el CSIC en un comunicado este miércoles.
Dirigido por los científicos del CSIC en el CREAF Josep Peñuelas y Jordi Sardans, el estudio se ha publicado recientemente en la revista ‘International Journal of Environmental Research and Public Health’ y ha contado con la participación de centros de investigación del Reino Unido, Austria, Bélgica y Francia.
Los científicos han analizado datos de prevalencia de cáncer entre 1998 y 2010, y de mortalidad por cáncer entre 1960 y 2010, en relación con el consumo per cápita de calorías, de carne, de pescado, de verduras, de alcohol y también del fósforo y nitrógeno presente en los alimentos.
También se han tenido en cuenta otras variables relacionadas con el estilo de vida que podrían distorsionar los resultados, tales como la esperanza de vida, los ingresos, la edad o el índice de desarrollo de cada país.
CARNE O PESCADO
El trabajo confirma a gran escala algo que ya se había observado en algunos estudios científicos locales, según el CSIC: que el consumo de carne y alcohol se relaciona con una mayor incidencia de cáncer, y que una mayor ingesta de verduras y pescado podría ser un factor protector.
Los resultados confirman que una alta prevalencia de neoplasmas malignos entre 1998 y 2010 está relacionada con una alta ingestión de carne, «especialmente en el caso de tumores de colon, pulmón, mama y próstata»; y que un alto consumo de alcohol se relaciona con una alta incidencia y mortalidad por tumores malignos, cáncer de colon, de pulmón y, en menor grado, de cuello uterino.
En el caso de los países pobres, la correlación entre alto consumo de carne y de alcohol «no está relacionada tan directamente con una alta prevalencia de cáncer y mortalidad», ya que la mayor esperanza de vida se relaciona con una mayor ingesta de alimento, independientemente de si este alimento es de origen animal, vegetal o acuático.