El lado negro de Zoom, Google Meet y las videollamadas

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Este 2020, al que apenas le quedan unas semanas, nos hemos tenido que acostumbrar a formas de socialización que jamás habríamos imaginado. Por fuerza mayor, no nos quedó más remedio que hacer vida social con una pantalla de por medio. Videollamadas y aplicaciones de juegos a distancia quedarán en nuestra memoria como características de este año fatídico 2020. Y, por supuesto, como no podía ser de otra forma, este fenómeno social acarrea también sus problemas y su lado oscuro.

Ya bastante oscuro y problemático es de por sí no poder juntarnos y abrazar a los nuestros como para que haya todavía más implicaciones negativas de este fenómeno. Pero las hay, y de una naturaleza y un calado que jamás habríamos imaginado. Desde problemas de seguridad informática y el peligro de los hackers hasta un incremento de las operaciones de cirugía estética. ¿Acaso no te lo crees?

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Un alivio temporal

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Todos hemos pasado por esta experiencia y lo sabemos. No es lo mismo, ni de lejos. Una “telereunión” de amigos no se parece en casi nada a una reunión de amigos de verdad. Sí, están todos ahí, disponibles, escuchando e interviniendo en la conversación. Pero falta espontaneidad, falta fluidez y falta cercanía. Las videollamadas fallan, se cortan y la comunicación es mucho más plana que en la vida real.

Según los expertos, las videollamadas fueron un importante salvavidas y un alivio contra la soledad en las semanas más duras del confinamiento. Mejor eso que nada, por supuesto. Pero estos meses tan raros, este espejismo no deben hacernos pensar que esa es la forma ideal de relacionarnos y comunicarnos con los demás. La interacción cara a cara es fundamental para nuestra salud mental y mucho más rica a todos los niveles imaginables. Las videollamadas son un alivio temporal antes de poder volver a la vida real. 

 

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