Este 2020, al que apenas le quedan unas semanas, nos hemos tenido que acostumbrar a formas de socialización que jamás habríamos imaginado. Por fuerza mayor, no nos quedó más remedio que hacer vida social con una pantalla de por medio. Videollamadas y aplicaciones de juegos a distancia quedarán en nuestra memoria como características de este año fatídico 2020. Y, por supuesto, como no podía ser de otra forma, este fenómeno social acarrea también sus problemas y su lado oscuro.
Ya bastante oscuro y problemático es de por sí no poder juntarnos y abrazar a los nuestros como para que haya todavía más implicaciones negativas de este fenómeno. Pero las hay, y de una naturaleza y un calado que jamás habríamos imaginado. Desde problemas de seguridad informática y el peligro de los hackers hasta un incremento de las operaciones de cirugía estética. ¿Acaso no te lo crees?
2Confrontados a nuestra propia imagen
El equipo científico ha descubierto que las videollamadas distorsionan la percepción de nuestra apariencia. Pasar demasiado tiempo haciendo videollamadas tiende a crear la ilusión de que tenemos una cara más larga y arrugada de lo que realmente es y una nariz desproporcionada. Y la inseguridad respecto a nuestra apariencia y aspecto físico está íntimamente ligada a la ansiedad y la depresión, que a su vez se vieron incrementadas debido al confinamiento.
Sin embargo, no es nuevo este fenómeno. En 2019, antes de que supiésemos nada del coronavirus, un estudio señaló que hasta el 72% de las operaciones estéticas se hacían para mejorar el aspecto en los selfies. Más aún, numerosos estudios han encontrado un vínculo muy claro entre insatisfacción con el propio cuerpo y la imagen y el uso de las redes sociales. “La pandemia del covid-19 ha cambiado radicalmente la frecuencia con la que estamos confrontados a nuestra propia imagen”, dice el cirujano plástico Benjamin Marcus, de la Universidad de Wisconsin.