El 92% de los datos de Europa están almacenados en Estados Unidos

El 92% de los datos digitales de Europa están almacenados en Estados Unidos, según recoge un informe elaborado por Oliver Wyman, que destaca que en un mundo en el que los datos se han convertido en un elemento clave a la contribución de la economía digital y su crecimiento, esta «contundente» cifra deja patente la necesidad de Europa de reforzar su soberanía en este ámbito.

El estudio ‘European Digital Sovereignity. Syncing values and value’ señala que, según la Comisión Europea, se espera que la economía digital añada 1,1 puntos porcentuales al crecimiento anual del PIB europeo, impulsándolo un 14% para el año 2030, lo que implica 2 billones de euros adicionales, cantidad similar al PIB italiano.

En este entorno, afirma que los datos suponen un «activo estratégico», ya que sientan las bases para una experiencia de cliente excelente y son una palanca clave para impulsar la eficiencia y la creación de valor. Su valor para la economía de la Unión Europea se duplicará en 2025, según IDC, pasando de representar un 2,4% del PIB en 2018 (380.000 millones de euros) a suponer entre el 4,2% y el 6,3%.

Sin embargo, Oliver Wyman remarca que, a pesar de su carácter estratégico, Europa se apoya en compañías extranjeras para la mayor parte de su vida digital e incide en que, al porcentaje de almacenamiento de datos, se añade el hecho de que la identidad digital de muchos ciudadanos europeos depende de direcciones de correo electrónico extranjeras.

En este sentido, remarca que la dependencia digital supone «un gran obstáculo», pues para tener éxito económico Europa necesita convertirse en una economía digital líder, «algo solo posible si el continente recupera el control, la confianza y la soberanía en los datos y la tecnología digital.

Alto coste

El socio de Communications, Media & Technology de Oliver Wyman, Augusto Baena, ha indicado que alcanzar la soberanía digital y aumentar la escala de la industria digital europea tendrá un «alto coste», que las estimaciones de la firma sitúan en más de 500.000 millones de euros.

En concreto, detalla que 130.000 millones de euros son para 5G, 200.000 millones de euros para la construcción de una infraestructura cloud y Edge distribuida, 100.000 millones de euros para impulsar la Inteligencia Artificial (IA) y 100.000 millones de euros para mejorar la ciberseguridad.

En este contexto, remarca que los fondos tendrían que venir de fuentes públicas y privadas y subraya que, si se gastan de forma inteligente, podrían impulsar la economía digital europea «de un modo mucho más rápido» que el proyectado actualmente.

Además, Oliver Wyman agrega que estas inversiones, aunque altas, llevarían a la creación de empleos de alto valor añadido y ayudarían a reducir la diferencia existente en habilidades digitales, al tiempo que alimentan un círculo virtuoso.

Respecto al 5G, el informe subraya que representa un «punto de inflexión tecnológico» y que Europa tiene la oportunidad de cambiar la estructura del mundo digital y alcanzar la soberanía en este campo. No obstante, advierte de que el éxito requerirá de una «acción rápida y a gran escala» y, aunque una mayor inversión será importante, no será suficiente.

«Para tener éxito, la UE debe trazar un camino alineado con sus valores de cooperación y seguridad, así como confiar en sus activos digitales, entre los que destacan los operadores de telecomunicaciones», incide.

Inversiones y capacidades

Por otro lado, el estudio señala que, a pesar de que la UE es una de las mayores economías del mundo, el continente se encuentra a la zaga de potencias como Estados Unidos y China en tecnología digital.

Una de las principales razones es su menor inversión en este campo, como refleja que las mayores tecnológicas europeas invirtieron un total de 27.000 millones de euros en I+D tecnológico en 2018, la mitad que las chinas (50.000 millones de euros) y una quinta parte que las norteamericanas (134.000 millones de euros).

El continente se encuentra también en desventaja en cuanto a inversiones en capital riesgo o IA, así como en lo referente a talento digital, con una previsión de contar con solo un 8% de los graduados totales en materias STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) para el año 2030, frente al 30% de China. En este caso, EEUU, con una población menor, contará con un 4%.

Igualmente, destaca el hecho de que los gigantes tecnológicos, que cada vez son más dominantes y abarcan una parte creciente del ecosistema digital, han dado lugar a una nueva clase de oligopolio que les ha llevado a contar con una capitalización en el mercado bursátil en 2019 de casi 5,2 billones de euros, 17 veces más que la capitalización de las diez mayores compañías de telecomunicaciones europeas.

«Esta asimetría tiene un impacto importante en el desarrollo de la economía europea de datos, que afronta grandes retos a medida que despliega su infraestructura digital, simplifica el acceso a los datos y refuerza la ciberseguridad y la Inteligencia Artificial», subraya el informe.

5G y Cloud

Por otro lado, el informe remarca que unir fuerzas para la construcción de la infraestructura 5G será «clave» en el contexto europeo. Así, apunta que deberían compartirse los costes y las inversiones deberían enfocarse en áreas que probablemente impulsen la competitividad industrial, para lo cual los operadores deberían ser capaces de formar alianzas con industrias en las que Europa es líder, como los sectores de la automoción, salud y energía.

En cuanto a los gobiernos nacionales y de la UE, deberían permitir un trato fiscal más racional, la emisión por parte de las compañías de telco de ‘bonos digitales’ bajo condiciones favorables, y, fundamentalmente, adaptar las políticas de competencia en aquellos casos en los que la consolidación no vaya a tener un impacto negativo en los consumidores y sí a mejorar la eficiencia y la construcción de las capacidades digitales europeas.

En cuanto a la nube, remarca que es «crítica» la necesidad de implementar una infraestructura cloud distribuida y construida sobre las redes móviles europeas. Además, esta habrá de tener un carácter altamente disponible, que minimice la distancia entre cliente y servidor y que esté basada en reglas europeas sobre temas como el almacenamiento, privacidad, seguridad, y procesamiento de datos.