- Situado en la calle Verónica, en el Barrio de Las Letras, La Malontina ofrece una cocina honesta, que reconforta y que hace de la sencillez y el producto sus mejores bazas.
- Ahora que el centro de Madrid es, más que nunca, territorio de locales, este pequeño bistró saca pecho para reivindicar los buenos restaurantes que alimentan la vida de barrio.
Escondido en el Barrio de las Letras, encontramos un pequeño local, un bistró con alma propia de los que ya escasean. De esos que invitan a sentarte y disfrutar de la comida. Como en casa. Acogedor y con encanto, la apenas media docena de mesas de La Malontina mantienen la esencia de un barrio que ha vuelto a sus orígenes tras la pandemia que ha castigado especialmente al sector de la hostelería. Ahora, sin turistas y en zonas gentrificadas, algunos valientes se arremangan para defender la esencia y actividad que late en sus barrios y que nunca debieron ser arrinconadas. El asturiano Pablo Fernández-Acera, chef y propietario de La Malontina, desde hace a friolera de 17 años, es uno de ellos, y no ha dejado de abrir su restaurante un solo día para seguir “haciendo Madrid”.
Su pequeño restaurante tiene alma de verdadera casa de comidas, un reducto en el que se mantiene la felicidad, sí, ésa que proporciona la cocina que expresa honestidad y verdad en cada ingrediente. En él se refugian quienes buscan confort para el paladar y para el alma en recetas con corazón. Pablo ha creado propuestas que toman de la tradición, valores como los ingredientes de calidad y el respeto por los tiempos que cada elaboración requiere. Además, destacan influencias de otras latitudes, porque la de La Malontina es una cocina del mundo y para el mundo.
Deliciosos entrantes
Es imposible elegir uno de sus deliciosos platos. Para abrir boca, en La Malontina sirven una Clam Chowder, una sopa de patata y almejas típica de Boston, Nueva Inglaterra. La crema verdaderamente reconforta, especialmente en las frías noches madrileñas. Asimismo, la brandada de bacalao con ajo y asado y miel es una auténtica delicia. De sabor intenso, la mezcla del ajo y la miel le aporta un contaste de sabores que consiguen reinventar completamente el plato. Para su elaboración, explican, no utilizan ni patata ni lácteos, sino que extraen la gelatina que se encuentra en la piel del pescado una vez confitado y la emulsionan con un aceite de oliva neutro.
Como entrante también destacan unos mejillones que te dejan sin palabras. Preparados al vapor, la salsa que los acompaña, de coco y lima con un punto picante, te hará saltarte la dieta para no parar de mojar pan. Tampoco puedes dejar de probar sus Dim Sum con papel de arroz y rellenos de carne de cerdo, cebollino, jengibre y menta. Están cocinados a la plancha y acompañados con una salsa de chilli dulce. Un plato sorprendente que no te dejará indiferente. Por último, sus alcachofas confitadas y a la plancha sobre humus es otro de los imprescindibles de La Malontina. Tiernas y en su punto, el humus les aporta una textura distinta, pero acertada.
Fantástica lasaña
En cuanto a los principales no debes irte sin pedir el arroz meloso con pulpo y alcachofas, de un sabor intenso y delicioso. El arroz, en su punto, se funde perfectamente con el resto de los ingredientes, dando como resultado un plato cremoso e irresistible. Por otro lado, la lasaña kimchi de pato confitado es definitivamente asombrosa. La fusión de cultura y sabores consiguen convertir este clásico en una receta novedosa, que te querrá hacer repetir una y otra vez.
En el apartado dulce, que siempre deja un recuerdo perfecto de la experiencia, se encuentran la crema de mango y mascarpone con spéculoos; el brownie de naranja y chocolate con crema inglesa y, sobre todo, la tarta de queso con chocolate blanco y mangaroca de coco. El coco y el chocolate aportan un punto distinto a la tradicional tarta, que destaca por su delicioso sabor y textura perfecta.
En cuanto a los vinos, ni muchos ni pocos, sino los justos, y elegidos con una intención: alejarse de las etiquetas más habituales y encontrar raras perlas que ensalcen la cocina que en este pequeño bistró se practica. La Malontina pertenece a esa nómina de restaurantes en los que de mesa en mesa (tan solo cuenta con 8) pueden escucharse exclamaciones como ¡qué rico! o ¡qué bueno!
Servicio de delivery
En este activismo por la defensa de la vida en los barrios, Pablo ha puesto en marcha el servicio de delivery y take away. Con él quiere llegar a los vecinos que no pueden acercarse o prefieren disfrutar de su comida o cena en casa. Además de las propuestas de la carta, cuenta con un menú del día con dos platos, una bebida y postre o café, y cuyo precio es de 15,50 euros.
Quizá en La Malontina late el espíritu de Eduardo Galeano: ‘Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo’. Su activismo es la cocina genuina, la que emociona y por supuesto, alimenta.