La historiadora Déborah García Sánchez-Marín propone en ‘España es esto y todo lo contrario’ (Temas de hoy) un «revisionismo» de la Historia española a través de los relatos de «grupos que no han participado del relato oficial» como son las mujeres, los moriscos o los gitanos, entre otros.
«España es un país como todos los que nos rodean que se ha construido gracias a relatos, pero relatos contados por la gente privilegiada. Y dentro de esa España, lo que yo quería contar son los matices, qué es lo que ha quedado fuera y qué lo que se nos ha contado, quiénes han sido esos grupos y quiénes no han participado del relato oficial», ha señalado en una entrevista con Europa Press la joven historiadora.
El punto de partida de ‘España es esto y todo lo contrario’ son once fechas tan destacadas en la Historia patria como el año 1492, con la llegada de Colón a América, o 1808, con la conocida como Guerra de la Independencia con los franceses. García coge esos ‘hitos’ y les da la vuelta para repensar lo que significaron esas fechas para otros colectivos.
Por ejemplo, el de las mujeres, que ocupan un relato capital en el libro de la historiadora, pero que no han sido consideradas «sujetos políticos» hasta entrado el siglo XX. Y para ello, García escoge a mujeres que salieron mal paradas de los juicios de sus coetáneos, bien sea una reina como Juana de Castilla o bien una heroína como Agustina de Aragón.
«A Juana la utilizo como paradigma, porque las mujeres hemos estado como actrices secundarias y solo han pasado a primera línea cuando el relato podía dar forma a lo que los hombres podían contar de España. Si Juana hubiera sido un hombre, ¿hubiera gobernado? Obvio», ha lamentado, para criticar además la construcción de mitos románticos o de locura asociado a estas protagonistas.
García ha reiterado la importancia de que no se trate de una «imposición de relato», sino de que una mujer «cuente la historia desde su tiempo». «Y, como yo, muchas personas que se sienten sujeto político que no han participado de esa Historia: intento traer a la luz otros relatos», ha señalado.
Y entiende que para ello es importante el revisionismo histórico, que retoma de nuevo por ejemplo la actuación española durante la llegada a América. «Es importante revisitar esos lugares y ese tiempo del pasado, como los indígenas americanos están revisando estas actuaciones», ha destacado respecto a un asunto que también aborda en el libro.
«El hecho de pedir perdón por actos que sucedieron hace siglos perpetrados por personas completamente ajenas a nosotras quizás sea un sinsentido. Sin embargo, no impide que podamos reconocer el sufrimiento que la ‘conquista’ causó, ni que podamos reconocer a aquellos pueblos, hoy, como nuestros iguales», ha indicado.
LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
García es una joven historiadora interesada en «derribar techos de cristal» para las mujeres en este campo, aunque por ejemplo no muestra interés en participar de instituciones como la Real Academia de la Historia (donde, pese a tener de presidenta a Carmen Iglesias, hay un déficit de presencia femenina).
«Es más interesante para los jóvenes historiadores estar fuera de la Academia, una institución que me resulta monolítica y antigua. Lo importante es derribar mucho techo de cristal, porque tiene que haber muchas mujeres que no compartan ese relato de la Historia, y alcanzar un relato que dé cabida a todos», ha concluido.