El Banco Central Europeo (BCE) podría lanzar el euro digital como vehículo a través del cual mantener la opción de que los ciudadanos tengan acceso a dinero seguro y evitar los riesgos de la dependencia total a los medios de pago privados en caso de que el descenso en el uso de los cajeros automáticos se convierta en un fenómeno permanente y no puntual.
Así lo ha puesto de manifiesto el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, durante si intervención en la Convención Anual Financiera organizada por la Asociación de Mercados Financieros (AMF).
En caso de que la caída en el volumen de retiradas de dinero en los cajeros españoles mantenga esta tendencia, Hernández de Cos considera que se podría dejar de contar con la alternativa pública que ofrece el efectivo a los medios de pago privados.
El Consejo de Gobierno del BCE estableció un grupo de alto nivel para profundizar en el análisis y ampliar el conocimiento del Eurosistema respecto a euro digital. Los resultados de este trabajo se recogen en un informe que refleja no solo sus conclusiones preliminares, sino que además esboza una hoja de ruta para el futuro.
Concretamente, la principal aportación del informe al debate actual ha sido la de identificar los escenarios que, de materializarse, podrían justificar el lanzamiento del euro digital como una de las posibles actuaciones que se han de considerar.
«Hemos tratado de dilucidar cuándo un euro digital podría ser un buen aliado que nos permita seguir cumpliendo con el mandato y los objetivos del Eurosistema», ha indicado el gobernador del Banco de España.
«Nuestro papel nos obliga a estar preparados técnicamente por si se produjesen en algún momento desarrollos que aconsejaran ponerlo en circulación», ha añadido Hernández de Cos.
En cualquier caso, ha reconocido que la introducción de un instrumento de esta naturaleza entraña una «enorme complejidad y trascendencia», por lo que, más allá del estimulante debate intelectual que se abre en torno a sus posibilidades en el futuro, requiere un análisis profundo de sus distintas implicaciones y sus posibles configuraciones.
Además, se deberá minimizar el impacto negativo sobre la estabilidad financiera que tendría una posible desintermediación bancaria o los posibles efectos del euro digital en situaciones de inestabilidad.
REVISIÓN DE LA ESTRATEGIA DEL BCE
En los últimos años, varios bancos centrales han iniciado procesos para revisar sus estrategias de política monetaria. El BCE anunció en enero de este año el inicio de la revisión de su estrategia de política monetaria.
La irrupción del Covid-19 ha supuesto un retraso en este proceso, que se espera que se extienda durante parte del próximo año. Dado que es un proceso en curso, no se sabe aún cuáles serán sus conclusiones, pero sí ha adelantado que es un proceso abierto.
«Tanto el BCE como los bancos centrales nacionales del Eurosistema estamos realizando una gran cantidad de análisis y pidiendo su opinión a la sociedad civil, los economistas académicos y otros colectivos profesionales y sociales», ha indicado Hernández de Cos.
Uno de los temas clave de esta revisión será el relativo a la definición misma del objetivo de estabilidad de precios del BCE. El objetivo de inflación actual, consistente en una tasa inferior, pero cercana, al 2%, es susceptible de ser reformulado, ha añadido el gobernador del Banco de España.
Por un lado, considera que puede ser necesario clarificar el nivel concreto de inflación que se pretende alcanzar, para facilitar su comprensión a los agentes económicos. Por otro, cabría la posibilidad de dotar al objetivo de una naturaleza más simétrica, que deje claro que el grado de tolerancia hacia desviaciones de la inflación por encima del objetivo será el mismo que cuando las desviaciones se produzcan por debajo.
Igualmente, otro de los elementos a tener en cuenta es que los programas de compra de activos o las operaciones de provisión de liquidez a los bancos han pasado a formar parte de la «caja de herramientas» normal de los banqueros centrales.
«Es conveniente que nos dotemos de forma permanente de instrumentos lo bastante flexibles para evitar la reaparición de dinámicas de fragmentación que comprometan la correcta transmisión de la política monetaria en toda el área del euro», ha explicado.
LA FLEXIBILIDAD DEL PROGRAMA DE EMERGENCIA
Así, Hernández de Cos ha subrayado que las herramientas del nuevo marco estratégico deberían heredar los elementos de flexibilidad que han caracterizado el PEPP, el programa de compras de emergencia frente a la pandemia.
«Tanto en el ámbito de la política monetaria como en el de los sistemas de pago exige que nuestras actuaciones vayan siempre precedidas de análisis rigurosos y profundos, y que cuenten con el más amplio consenso», ha indicado.
En su opinión, «cohonestar el rigor de sus decisiones en ámbitos de innegable calado para toda la sociedad con la flexibilidad y rapidez de respuesta que demanda una economía en acelerada transformación es un reto cuya resolución debe basarse en su capacidad de anticipar estas situaciones para así poder analizarlas con tiempo en toda suprofundidad.