Este viernes 13 de noviembre llega a Netflix ‘Los Favoritos de Midas’, una miniserie escrita y dirigida por Mateo Gil (‘Las leyes de la termodinámica’, ‘Blackthorn’, ‘Nadie conoce a nadie’) en la que Luis Tosar interpreta a un empresario objeto de un macabro chantaje en el marco de una España envuelta en disturbios callejeros y revueltas sociales. «Vivimos ‘libertariamente’ controlados», afirma el actor que está convencido que cualquier tipo de movimiento o revolución ciudadana, como la que tiene lugar en la serie, «siempre acaba amainando» y con «todos volviendo al redil».
En sus seis capítulos de menos de una hora de duración, ‘Los favoritos de Midas’ actualiza el relato de Jack London ‘The Minions of Midas’, ambientado en Londres de hace un siglo, y lo lleva hasta el Madrid de estos días donde Tosar se convierte en Víctor Genovés, un adinerado empresario que sufre una terrible extorsión: si no paga 50 millones de euros, una misteriosa organización autodenominada Los Favoritos de Midas matarán a una persona al azar en un lugar y fecha señalados.
En un contexto de creciente tensión social, con violentos disturbios por todo el país en lo que los medios han denominado ‘La revuelta española’, Los Favoritos de Midas avisan que añadirán una nueva víctima periódicamente hasta conseguir que Genovés, un hombre que se rige por un estricto código moral, ponga a su disposición la cifra exigida.
Así arranca la trama de un tenso thriller que, como mérito inicial, ha conseguido que Tosar regrese a las series de televisión tras rechazar no pocas ofertas y casi 20 años después de su última aparición en la mítica serie gallega ‘Mareas vivas’.
«Dije sí porque este proyecto tenía un director con el que me apetecía mucho trabajar, una historia muy seductora y una logística que era muy atractiva y asumible: una miniserie de solo seis episodios que tenía un principio y un fin. Eso es algo que me gusta especialmente», afirma Tosar en una entrevista en la que se muestra convencido de que, al igual que ocurre en la serie, en el mundo real también existen grupos de poder que controlan en la sombra que nada ni nadie se salga del sistema.
Así, el actor sostiene que «vivimos ‘libertariamente’ controlados» para que cualquier tipo de revuelta o revolución ciudadana «acabe amainando» y termine con todos «en el mismo sitio» y «volviendo al redil». Da la impresión de que van a ocurrir cosas que tienen mucho que ver con el movimiento popular, pero luego extrañamente siempre van al mismo lugar y siempre desembocan en el beneficio de la misma gente conocida», dice Tosar que lamenta que «a nivel estructural nada acaba de cambiar.
«Incluso cuando da la sensación de que todo se vuelve del revés… acaba en el mismo sitio. No sé como lo hacen, pero parecen que realmente son como Los favoritos de Midas, lo tienen todo controlado», sentencia el tres veces ganador del Goya que compara estos amagos revolucionarios con cuidar de una mascota: «Parece que nos dicen como al perro: ‘Venga, va, corretea un rato con la pelota y cuando vuelvas el cuenco de comida va a estar en el mismo sitio, así que ya sabes donde tienes que ir'».
FRANCIA Y LOS CHALECOS AMARILLOS
No lo tiene tan claro Mateo Gil, director de la serie y cocreador de la misma junto a Miguel Barros, que asegura que la revuelta que hay de telón de fondo en la serie está inspirada en lo que ya ocurrió en Francia con los chalecos amarillos. «Esa fue mi referencia todo el tiempo. Esto que ocurrió allí está amagando con tener lugar en otros países de Europa y creo que no hay descartar que la cosa un día se desborde y los disturbios se extiendan por todo el continente. No es una distopía, es una extensión de lo que ya está pasando», aclara Gil.
En este sentido, Marta Belmonte, que interpreta a Mónica, una valiente y concienzuda periodista, recuerda que durante el rodaje de la serie que «el ambiente de revuelta era enorme a nivel mundial» hasta el punto de que «casi parecía que adelantaba a la trama de la propia serie». «Pero ha llegado una pandemia y ahora todo está soterrado por la prioridad mundial que es la sanidad. Así que, otra vez, estallar aquí no estalla nadie», sentencia.
Una pandemia que, lamenta Tosar, tampoco servirá de punto de inflexión para nuestra sociedad. «Tengo la sensación de que no va cambiar nada», dice el actor que denuncia que estos meses ha visto «ciertas actitudes que están muy lejos de lo que se supone que tendríamos que hacer ahora mismo con la cantidad de muertes que hemos tenido».
«EN LO PRIMERO QUE PENSAMOS EN IR DE CAÑAS»
Entiendo que la economía es importante y tiene que ser una prioridad, pero en un país como este, en el que siempre nos hemos considerado muy emocionales, cariñosos y hospitalarios… luego somos lo menos solidario que se puede echar a la cara con nosotros mismos», denuncia Tosar que lamenta que «en lo primero que pensamos en ir de cañas a un bar cuando se han muerto cuarenta y pico mil personas». «Me entristece mucho que no seamos capaces de ponernos en la piel del otro al menos para sacrificar unas horas de ocio. Parece que nuestros mayores no nos importan», lamenta.
En esta misma tendencia «pesimista» se alinea Willy Toledo, que interpreta al inspector Conte, un policía políticamente incorrecto decidido a atrapar a Los favoritos de Midas. «Ya podemos encontrar una vacuna, ponernos mascarilla, llevar hasta el extremo el confinamiento, mantener la distancia social… que está más que demostrado que hasta que no se termine con el sistema capitalista, que es el responsable directo de las pandemias que estamos viviendo» no cambiará nada.
El actor que culpa «a la destrucción del medio ambiente» y al hacinamiento de animales en granjas industriales para la producción de carne para el consumo humano, de ser «responsable de estos virus, de las vacas locas, del évola, de la gripe aviar…. En este sentido, Toledo sostiene que no habrá una verdadera solución «hasta que no le demos un giro de 180 grados a este sistema de explotación». «Podemos poner todos los parches que queramos, pero la solución no es confinarnos a todos durante meses con el sufrimiento y el dolor social que esto está generando», concluye.