La Oncothermia es un tratamiento no invasivo contra el cáncer que interviene selectiva y directamente sobre las células malignas. Se trata de un proceso que tiene como objetivo principal potenciar la acción de la quimio y la radioterapia, pero que, a diferencia de estas, su carácter es menos invasivo.
El tratamiento se basa en la aplicación de calor sobre las células cancerosas, ya que estas presentan mayor conductividad que las sanas. De este modo, la dinámica consiste en aplicar terapias de calor a partir de 42 grados con las cuales se crea un campo eléctrico que discurre por todo el tejido tumoral sin afectar a las células sanas.
¿Son eficaces los tratamientos de oncothermia?
Estas terapias de calor consiguen destruir un buen número de células cancerosas, que acaban muriendo por apoptosis, destrucción programada. Tras este paso, el sistema inmunológico las elimina.
En la actualidad, la oncothermia es un tratamiento que se practica en más de 30 países, principalmente en clínicas privadas, pero también en hospitales públicos, sobre todo en países como Alemania y Corea del Sur. En España, el hospital de Valdecilla en Cantabria ha sido el primero en incorporar esta técnica dentro de su servicio de radioterapia.
En su caso, la oncothermia es un tratamiento accesorio a la radio y la quimioterapia, pues lo que hacen en ese hospital es aplicar calor de manera no homogénea mediante ondas electromagnéticas a células tumorales. La temperatura que se alcanza oscila entre 41 y 43 grados centígrados. Esta aplicación dirigida permite un tratamiento muy localizado y selectivo, lo que acaba destruyendo las células malignas sin generar efectos secundarios.
Oncothermia, un paso más allá de la hipertermia oncológica
La oncothermia, que se ha vuelto tan popular en los últimos años, es un claro ejemplo en medicina de que se pueden recuperar técnicas anteriores. De hecho, su uso se pone en práctica desde hace muchos años junto a la radio y la quimioterapia, pero sin excesivo nivel de protocolización y con tratamientos homogéneos.
Hasta la aparición de la oncothermia como tal, estas fórmulas que utilizan calor selectivo para sensibilizar las células tumorales y hacerlas más vulnerables recibían el nombre de hipertermia oncológica. La clave de la oncothermia es su estandarización, el hecho de que se han desarrollado y comercializado sistemas tecnológicos de aplicación de estos tratamientos que los hacen más precisos, más efectivos.
El papel clave de la oxigenación de las células tumorales
Las fórmulas de hipertermia oncológica se utilizan en muchos centros como terapia adyuvante que refuerza la acción de la radioterapia y la quimioterapia. La aplicación de altas temperaturas en zonas localizadas del tumor puede reducir la hipoxia natural, la baja concentración de oxígeno.
Al mejorar la oxigenación, el efecto de la radioterapia se multiplica, pues este se basa en el daño al ADN celular tumoral mediante mecanismos directos e indirectos, por medio de la creación de radicales libres de oxígeno.
Con la oncothermia se consiguen dos objetivos: obstaculizar la reparación del ADN en las células tumorales y aumentar la presencia de oxígeno que deriva en más radicales libres. El resultado final es que este tratamiento acaba mejorando los efectos antitumorales de determinados medicamentos y tratamientos oncológicos y hace que ciertos tumores sean más accesibles a las técnicas tradicionales.
Este tratamiento, que no es novedoso en su origen pero sí en su estandarización, es especialmente útil cuando se combina con radioterapia, pues el logro más evidente es un mayor control del tumor a mayores dosis de radioterapia, ya sea en tumores primarios o recurrentes.
La oncothermia como paso previo a la terapia con protones
Actualmente se estima que más de 200.000 enfermos de cáncer son tratados al año con esta técnica. En España, el hospital de Valdecilla en Santander es un centro pionero que suma a esta propuesta su unidad de protonterapia, la terapia con protones.
Este tratamiento es, si cabe, más selectivo que la oncothermia, pues consiste en depositar la dosis apropiada y reducida de protones en el tumor de manera muy precisa, sin afectar a los tejidos sanos.
El haz de protones elimina el tumor y mata a las células tumorales. Se cree que la protonterapia puede resultar eficaz para atajar a tiempo el 18% de los tumores y que una única instalación sería capaz de tratar a 500 pacientes al año. Para los niños, esta terapia es muy esperanzadora, pues sus órganos aún están en desarrollo.
Los tratamientos de oncothermia, que son el paso previo que se postula en muchos centros antes de iniciarse en la terapia con protones, consiguen aumentar las expectativas de vida de los pacientes oncológicos, especialmente de aquellos que sufren cáncer de hígado, páncreas o tumores cerebrales.
Esta técnica de uso de calor localizado ha llegado para quedarse. Su estandarización ha permitido ir un paso más allá en los remedios médicos y científicos contra el cáncer, algo de lo que ya se benefician decenas de miles de pacientes al año.