De unos años para acá se ha convertido en una especie de epidemia cultural y deportiva. Runners por todos lados: en los parques, por la calle, en la montaña, en la playa…A todo el mundo, parece, le encanta correr y busca hacerse un hueco en su rutina diaria para salir a trotar durante un rato. Tanto es así, que parece ser que incluso se han dado casos de adicción a correr que conllevan fatales consecuencias para los afectados.
Al igual que cualquiera rutina, costumbre o alimento, como todo en este mundo en definitiva, nada en exceso es bueno. Son indudables los efectos beneficiosos del ejercicio físico y del deporte, también por supuesto de correr. Pero cuando se convierte en una obsesión insana por batir récords, por recorrer cada vez una distancia mayor en el menor tiempo posible…Empiezan los problemas, y así lo atestiguan recientes investigaciones científicas.
4Los jóvenes, más irresponsables
Estas dos actitudes hacia el deporte, una irracional y obsesiva y la otra más templada, se mantienen más o menos constantes en diferentes edades y sexos. Aunque con matices. Los corredores de mayor edad tienen más facilidades para dejar de correr y se recuperan antes de una lesión que los corredores entre 20 y 34 años. Estos últimos tienden a seguir practicando deporte y quitarle importancia al dolor.
Los investigadores detectaron también que las mujeres son más proclives a lesionarse por causa de la práctica del running. “Muchas de las lesiones derivadas de este deporte están causadas por el entrenamiento excesivo y la falta de una recuperación adecuada”, asegura de Jonge, “y ambos hechos son resultado de una pasión obsesiva e insana por la práctica de este deporte”.