De unos años para acá se ha convertido en una especie de epidemia cultural y deportiva. Runners por todos lados: en los parques, por la calle, en la montaña, en la playa…A todo el mundo, parece, le encanta correr y busca hacerse un hueco en su rutina diaria para salir a trotar durante un rato. Tanto es así, que parece ser que incluso se han dado casos de adicción a correr que conllevan fatales consecuencias para los afectados.
Al igual que cualquiera rutina, costumbre o alimento, como todo en este mundo en definitiva, nada en exceso es bueno. Son indudables los efectos beneficiosos del ejercicio físico y del deporte, también por supuesto de correr. Pero cuando se convierte en una obsesión insana por batir récords, por recorrer cada vez una distancia mayor en el menor tiempo posible…Empiezan los problemas, y así lo atestiguan recientes investigaciones científicas.
3Lesionarse y salir a correr
Los adictos a calzarse las zapatillas de deporte, los apasionados sin medida suelen ser más inconscientes e irresponsables respecto a las lesiones. No emplean el tiempo necesario en recuperarse de las mismas y no hacen caso a los signos evidentes de que están lesionados. Pueden sentir dolores, pero siguen corriendo, y al día siguiente volverán a hacerlo.
Los autores del estudio remarcan que estos deportistas adictos no son mentalmente capaces de dejar de correr ni cuando les está haciendo daño. Sufrir y seguir corriendo. Y seguir corriendo durante más tiempo y una distancia más larga, lo que tiende a producir una mayor número de lesiones y dolencias. Se ponen a sí mismo en riesgo, pero lo único que les preocupa es seguir corriendo y hacerlo más rápido.