De unos años para acá se ha convertido en una especie de epidemia cultural y deportiva. Runners por todos lados: en los parques, por la calle, en la montaña, en la playa…A todo el mundo, parece, le encanta correr y busca hacerse un hueco en su rutina diaria para salir a trotar durante un rato. Tanto es así, que parece ser que incluso se han dado casos de adicción a correr que conllevan fatales consecuencias para los afectados.
Al igual que cualquiera rutina, costumbre o alimento, como todo en este mundo en definitiva, nada en exceso es bueno. Son indudables los efectos beneficiosos del ejercicio físico y del deporte, también por supuesto de correr. Pero cuando se convierte en una obsesión insana por batir récords, por recorrer cada vez una distancia mayor en el menor tiempo posible…Empiezan los problemas, y así lo atestiguan recientes investigaciones científicas.
2Problemas físicos y sociales
Los resultados son muy elocuentes. Demuestran que los corredores “obsesivos y apasionados”, aquellos que ponen por delante la práctica deportiva por encima de sus relaciones amorosas, de amistad o familiares, tienden a sufrir más lesiones relacionadas con el deporte.
Se trata de una diferencia significativa respecto a los “apasionados armoniosamente”. Este grupo también se toma muy en serio su deporte, pero lo hace de una forma más racional y templada. Los que se encuadran en esta categoría son capaces de integrar el deporte en el resto de actividades de su vida. Los individuos de este grupo suelen recuperarse antes de sus lesiones y tienden a sufrir menos lesiones.