La casa de Kiko Rivera e Irene Rosales en Castilleja de la Cuesta sigue siendo el epicentro de la información rosa de nuestro país. Y es que después de la polémica exclusiva en la que el Dj dedicaba unas duras palabras a Isabel Pantoja, definiéndola como mala madre y mala abuela, y expresando sus sospechas sobre un posible engaño con su parte de la herencia de su padre, Paquirri, las reacciones no han dejado de sucederse.
Así, mientras Kiko ha confesado – durante una llamada a «La casa fuerte» para felicitar a su hermana Isa por su 25 cumpleaños – que está hecho polvo y que si por él fuese esta guerra «lamentable» se acabaría ya, Isabel Pantoja parece tener otras intenciones.
Y es que según han desvelado esta mañana en «El programa de Ana Rosa», la tonadillera habría empezado a hacer gestiones para valorar la posible repartición de Cantora en dos partes, dándole a Kiko así su parte y escenificando, con esta división de la finca de la discordia, la ruptura total con el niño de sus ojos. Además, en unos días podríamos ver – vía exclusiva muy bien remunerada – la versión de Isabel Pantoja en una conocida revista.
Mientras tanto, Kiko guarda silencio y, malhumorado, calla ante todas las preguntas de la prensa relacionadas con estos frentes abiertos que tiene actualmente. El dj sólo abre la boca para aclarar que Álex, que fue su manager hace años y que se está paseando por los platós desvelando detalles íntimos de la relación entre la tonadillera y su hijo, «es mi ex representante, no mi representante».
Irene Rosales, por su parte, mucho más tranquila que Kiko – por lo menos aparentemente – prefiere mantenerse al margen y no pronunciarse sobre las feroces críticas que Isabel Pantoja habría hecho a sus espaldas. Sin embargo, hemos podido verla recogiendo una carta certificada dirigida a su marido. ¿Será el testamento de Paquirri o quizás se trate de una demanda de la tonadillera a su niño del «alma» por las declaraciones que ha hecho en la revista «Lecturas»?