Las niñas de Alcàsser. Así es la serie de Netflix y el giro en el caso policial

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La tarde del 13 de noviembre, pero de hace casi 28 años, Miriam García, de 14 años, Desirée Hernández, de la misma edad, y Antonia Gómez, de 15, se marcharon de casa de su amiga Esther. Las tres jóvenes querían ir a la discoteca Coolor, el garito de moda en aquella época, entre Alcàsser y Picassent. Un tramo de carretera con pocas viviendas anexas, siendo muy común que los muchachos y muchachas hiciesen autostop para llegar.

Parece ser que aquella noche las tres amigas también lo hicieron. Pero subieron a un coche que nunca las condujo a su destino, rumbo a otro totalmente incierto. A Miriam, Desirée y Toñi se las dio por desaparecidas a la mañana siguiente, cuando comenzó la partida de búsqueda. Un caso en el que siempre hubo gran ausencia de pruebas, a pesar de ser muchos los que aseguraban haberlas visto. Sus cuerpos no fueron encontrados hasta el mes de enero del año siguiente.

En el año 2019, León Siminiani (Mapa, Apuntes para una película de atracos) escribe, junto con Ramón Campos, una miniserie documental que también dirige, sobre este enigmático caso que causó gran impacto. No solo eso, sino que despertó mucho interés, sobre todo de aquellos que nacieron posteriormente al caso. Dos de ellos fueron la pareja que el pasado junio de 2019 encontró restos óseos en la zona del crimen. Con estas nuevas pruebas volvió a dar un nuevo giro El caso Alcàsser, pues ayer se confirmó que los huesos pertenecen a una de las tres amigas. Así es la serie distribuida por Netflix, y la información al respecto.

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Las tres niñas, protagonistas mediáticas y de películas snuff

Una mañana de finales de enero de 1993, dos apicultores hallaron los cuerpos de tres niñas semienterrados en una fosa del barrando de La Romana. Presentaban varias heridas graves y una mortal en la cabeza, producida por una pistola.

Un poco más de dos meses estuvieron desaparecidas. Y prácticamente desde aquel viernes 13 las parrillas de los canales, sobre todo de las cadenas privadas, se llenaban de programas donde dedicaban espacios al seguimiento del caso y a las familias y amigos que permanecían sobrecogidos y en vilo.

Tras encontrar los cuerpos incluso las televisiones montaron platós para sus programas alrededor, con largas colas de coches para subir a La Romana. Con curiosos, periodistas, vecinos… incluso varios profesionales de la información, partícipes en aquellos programas, calificaron aquellos programas especiales como un circo mediático. Espectaculizaron el luto, con programas donde participaban las propias familias y que despertaron tanta polémica.

Sobre todo, a través de las especulaciones. Sobre todo, porque hubo gentes que afirmaron que las niñas fueron violadas y torturadas, además de por sus asesinos, por gente con nombre reconocido. Políticos, ministros… siendo filmadas en todo momento, tratadas como protagonistas pertenecientes al género snuff movies. Caracterizadas por mostrar en ellas esa cruda realidad de la que hablábamos.